
Sin afectar su contenido de verdad, la frase podría reescribirse: “Algunas cosas se están aclarando (fueron los sospechosos de siempre), aunque no todo”. De modo que el primer “aparentemente” está dicho sólo para ser metalingüísticamente referido por el segundo: pompa y redundancia en un discurso sobre sangre caliente. “Nuevamente” duplica el “una vez más”. “Desgraciadamente” cubre con creces el requerimiento de cinismo y ambigüedad que todo discurso presidencial necesita. Y el último “aparentemente” no sé si es un modo de apaciguar inquietudes en miembros de las fuerzas, un gesto de reafirmación personal del tipo “no me den por muerto” o simplemente una expresión de deseo, pero en cualquier caso es otra obviedad: nunca se descubre todo.
La crisis es un documento. Y por eso cada escena es un cuadernillo de ejercicios (con autoevaluación incluida) para la interpretación de la mentira organizada. Esta cita es, por ejemplo, prueba de que cuando alguien usa muchos adverbios en “mente” está chamuyando demasiado.
Y repito: La crisis es un documento, sinceramente.
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