26 julio 2006

No sé... (como muy tipo que nada, viste?)

Sí, lo veo, es cierto: desconozco perfectamente la psicología de los creativos. La lógica de la zona marketing se me escapa... cómo decirlo... como un sorete ideal en alguno de mis dos puños realmente disponibles. Lo sabido es que lo único que quieren es vender más (lo que sea, dentro y fuera del trabajo), y lo insólito es que creen que están en condiciones de alcanzar ese tan preciado objetivo. Calculo que son la primera generación hegemónica de ignorantes cínicos de la historia, una combinación aberrante: frívola y radicalizada al mismo tiempo.
Por otro lado es probable que, en mi condición laboral de corrector, esté un poco propenso –"facilitado", dicen los neurolingüistas– a la detección de aberraciones y, por qué no, a la ofuscación consecuente. En tal caso, este post sería terapéutico (más que los otros).
El caso es el siguiente: los creativos de las Bodegas Chandon, no satisfechos con desparramar por esta zona sus melifluos vinos, nos enrostran en una publicidad gráfica un par de parejas de lindos y edulcorados megamuñecos que sonríen mientras toman Valmont. Hasta ahí, lo de siempre. Entonces: ¿por qué ese fondo sobre el que se recortan las parejas? ¿Por qué –cito de memoria– esa repetición de "muy actual", "muy frutado", "muy fresco", "muy Valmont"? ¿Cómo es posible tanta liviandad? Y, sobre todo, esto que me abruma: ¿Cómo fue que llegaron a ese inverosímil y repugnante "muy único"? ¿Cuáles son sus motivos? ¿Desconocen que es una frase incorrecta de toda incorrección, pero son impunes? ¿Lo saben pero, como son transgresores, la perpetran para que sea comentada? ¿O habrán llegado al momento en que su rapaz autoconciencia –híper adaptable, por otra parte– comienza su fase autocelebratoria?
No lo sé, no logro determinarlo.

17 julio 2006

El banquete

No sé si por exóticos, por distantes, por su cultura milenaria, porque son demasiados millones de personas (y es inevitable que cada tanto surja alguna pavada como esta), o por qué cuernos, pero los chinos no paran de causarme sorpresa.

12 julio 2006

Bloqueo

Mientras uno protesta porque la yerba que hay no le gusta, otra quiere su cocalaigt y a un par nos hacen falta cigarrillos y chocolates, llamo por teléfono al quiosco.
Arranco el pedido con los Block, el sujeto que me atiende me dice que con esto de la semana de la dulzura no le quedaron esos chocolates y, no conforme con eso, me contraoferta barras de cereal (puaj).
Me indigna la semana de la dulzura, me indigna que no haya el chocolate que quiero, mucho más me indigna pensar en una barra de cereal.
Por lo demás: se quedaron sin Block; ahí me bloqueé yo y corté con desconcierto.
Ni yerba, ni cigarrillos, ni cocalaigt...

05 julio 2006

Visibilidad variable

Dos acotaciones me hacía mientras miraba por televisión la cobertura de la toma de las viviendas fonavi. Sólo me abocaré a una. Esta noche, las imágenes de los móviles del 13 y Telefe en la zona me parecieron semejantes, por iluminación, a las de los disturbios en París y, por enfoque, a las tomas de los bombardeos a Bagdad (aunque en un plano más corto). Luego consideré que esa asociación visual tal vez surgiera forzada por una previa asociación verbal (no sé, pero el emparejamiento no me resultó del todo sólido). Así que volví sobre “las palabras sueltas” que precedieron la asociación visual e, inevitables, allí estaban “vándalos”, “saqueos”, “delincuentes”, “desmanes”. Por el otro lado, ya de noche, aparecieron, en boca del movilero: “calma”, “gran operativo policial”, “pobres contra pobres”. La historia de siempre, sólo que cada vez me convenzo más de que hay que hacer quilombo, que los disturbios, los saqueos, los delincuentes y los vándalos son necesarios –si bien no suficientes– para que algo cambie. La tarea de la tele es la de crear argumentos que disuadan la rebelión.
Chocolate por la noticia.
Antes de apagar, veo la amplia cobertura a lo Subiela sobre la niebla que se estancó en Buenos Aires, porque, claro, cuando no quieren hablar de nada, hablan del clima (atmosférico o mundialista).