31 julio 2007

Bauen: el asedio

Algo hay de sigilo, de recaudo en el avance de la marcha macrista sobre Buenos Aires. Algo del orden del silencio, la astucia y, desde ya, la rapacidad.
Como ya se ha dicho en el mismo medio, la ciudad Pro ya empezó. Y el Bauen es la primera parada importante (amén del actual aumento de policía en las calles y del reclamo de MM por su traspaso). Y la decisión de la jueza que desató la necesidad de lucha, comporta todos los rasgos de la trapisonda, el chanchuyo, el toque macabro (son relaciones de más de treinta años las que juegan en la escena) y, por qué no, el cualunquismo.
Información información, en anred, lavaca y Correpi.

“La crisis causó 2 nuevas muertes.” (Aparentemente/Duhalde)

La propuesta de identificación de lectores (que igual sigue abierta) fue aparentemente una decisión demente (que claramente combatí hasta acatarla lealmente). Consecuentemente, diré algo más sobre los adverbios terminados en “mente”: estoy en contra. No por belleza, sino porque dicen más –y a veces también menos– de lo que quiere el hablante, que en general sólo quiere de ellos un tiempo para pensar cómo seguir. Son palabras largas, solemnes y no pocas veces redundantes en contexto, rasgos que las hacen casi perfectas para mentir. Como ejemplo, que baste este botonazo de Duhalde, extractado del excelentísimo documental La crisis..., cuando lo muestra dando un asoleado discurso días después apenas de la atroz cacería de Kosteki y Santillán: “Aparentemente algunas cosas ya se están aclarando. Y desgraciadamente una vez más –digo siempre «aparentemente», porque los hechos que nos conmueven deben ser probados en la Justicia–, nuevamente quienes deben custodiar el orden son los que han llevado a cabo esta atroz cacería. Pero no todo aparentemente ha sido descubierto”.

Sin afectar su contenido de verdad, la frase podría reescribirse: “Algunas cosas se están aclarando (fueron los sospechosos de siempre), aunque no todo”. De modo que el primer “aparentemente” está dicho sólo para ser metalingüísticamente referido por el segundo: pompa y redundancia en un discurso sobre sangre caliente. “Nuevamente” duplica el “una vez más”. “Desgraciadamente” cubre con creces el requerimiento de cinismo y ambigüedad que todo discurso presidencial necesita. Y el último “aparentemente” no sé si es un modo de apaciguar inquietudes en miembros de las fuerzas, un gesto de reafirmación personal del tipo “no me den por muerto” o simplemente una expresión de deseo, pero en cualquier caso es otra obviedad: nunca se descubre todo.

La crisis es un documento. Y por eso cada escena es un cuadernillo de ejercicios (con autoevaluación incluida) para la interpretación de la mentira organizada. Esta cita es, por ejemplo, prueba de que cuando alguien usa muchos adverbios en “mente” está chamuyando demasiado.

Y repito: La crisis es un documento, sinceramente.

30 julio 2007

Documentos, por favor

Ahora que Ariel parece no estar tan encerrado, a mí nuevamente me toca el papel de requisa. “Total... si ya trabajó para la cana”, pensará alguno.
El hecho es que sabemos de un modo más o menos fehaciente que tenemos unas diez o doce personas nos visitan diariamente. Si nos exceptuamos quienes colaboramos en Los Perros, la cifra podría reducirse a ocho. Suponiendo que Diego suela entrar, serían siete. Pongamos que son cinco. Bueno, consideramos que es el momento de que den la cara (dicho bien, ¿eh?). El título del post no es muy del estilo de este sitio. Así que mejor digo que agradeceríamos encarecidamente la decisión de nuestros más fieles lectores de darse a conocer (nombre o seudónimo, hipotético link a blog personal y –no excluyente– algún comentario a favor de esta propuesta, como para justificar mi colaboración, ¿no?).
Desde ya, muchas gracias.

Precioso lunes al sol

No sé si coincidirán conmigo, pero estoy convencido de que, si nos agenciamos un buen domingo, el peor día de la semana es el martes.

29 julio 2007

Páginas 139

Ayer fuimos Malala, Diego y yo al Parque Rivadavia. Apenas llegado y a veinte pesos, la contratapa del libro de Löwy me convenció por la mención de Walter Benjamin y Guy Debord, dos favoritos de mi limitado archivo mental. A la salida, pensando más en un cheese cake en The Oldest que en más lectura, el precio ($5), su autor y el carácter contestatario de su título me convencieron de proceder a su compra.
Hoy, porque me place, sea obstinación, desidia o capricho, sigo memeando páginas 139.

"La trágica conclusión del proceso de desnacionalización y monopolio que hemos analizado surge a la vista de cualquiera que quiera verlo. Hay más miseria en el pueblo, hay más riqueza en la cúspide y esta cúspide ahora está en manos extranjeras.
Los que pensaron solucionar los problemas del capital recurriendo al extranjero, se quedaron sin sus empresas. Hoy son gerentes o directores, bien retribuidos, pero empleados. Los que pensaron solucionar los problemas del trabajo, por el mismo método, hoy contemplan con temor el despotismo de los monopolios, su explotación del esfuerzo de la clase obrera y de los productores de la materia prima. Y los que suspiraban por fumar «extranjeros» ahora han empezado a conocer la dictadura de los precios y los abusos de la calidad. Una lección para todos, que el país entero debería aprovechar."
Contra la ocupación extranjera, Rogelio García Lupo, Buenos Aires, Editorial Sudestada, 1968.

"Clarté (Claridad): revista fundada en 1919 por Henri Barbusse, retomada en 1924 por dos jóvenes intelectuales cercanos al comunismo, Jean Bernier y Marcel Fourrier, quienes pedirán la colaboración de los surrealistas. En 1925 Clarté y los surrealistas firman un comunicado conjunto, "La revolución primero y siempre", aunque fracasa el proyecto de una publicación común con el nombre de La Guerre civil. En 1926, forman parte de la dirección Denise Naville, Aimé Patri y Michel Collinet, a quienes pronto se unirán Gérard Rosenthal y Pierre Naville. La revista se convertirá en 1928 en La Lutte des classes, órgano de la Liga Comunista, sección francesa de la Oposicióin Comunista de Izquierda internacional. "
La estrella de la mañana: surrealismo y marxismo, Michael Löwy, Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 2006.

26 julio 2007

Spam (el malestar también es viral)

Proyectos de legislación, comentarios editoriales, cartas de lectores y un sinnúmero de notitas pedorras tienen como tema el flagelo del spam. Tal vez ahora ya no sea un tema en auge pero, aunque menor, se lo sostiene como problema en la agenda tecnológica. Algunos engolados hablan de “la salud” de las comunicaciones virtuales, y a veces son los mismos que elogian las campañas virales. En fin... acaso sea un debate posible.
En tal caso, yo propongo otro: hablemos del bombardeo de SubTV (cultura empresarial), de la destrucción de su gráfica institucional en andenes y vagones (diez años impidiendo cualquier historia de amor), hablemos de la invasión de su propaganda no tradicional. Recuerdo una época en que iba al Centro a trabajar, a pasar ocho horas del día sin más estímulo que el sueldo a fin de mes. Y llegué a hacerlo hasta por 500, ya en el siglo XIX (a veces lo veo a K y tiro la cadena, y después pienso en el resto y hay más olor a muerto que antes). Digresiones al margen, iba dormido a laburar: en Los Incas me sentaba semidormido, dormía, y resignado me bajaba a medio despertar en Uruguay. Un día bajé al andén empapado por un diluvio. Unos carteles escritos con marcador ya corrido decían que el trayecto estaba medio cortado a la altura de Juan B. Justo. En Los Incas se demoraba una formación colapsada de cuerpos. Era termodinámicamente imposible viajar más apretado, estufado, ensopado. Cuarenta minutos demoró ese viaje. Cuarenta. Con las botamangas y las zapatillas mojadas (el resto estaba húmedo), bajé del subte y un cartel me enrostró la inverosímil sonrisa de Gianola, que me aseguraba que jugando al quini seguro me salvaba, al menos de viajar como el orto. Caminé hasta la escalera mecánica abrumado por los signos, sofocado por reconocerme un punto del malestar, un rulemán con angustia. Subí por la escalera mecánica, lenta por la sobrecarga de la tropilla y, mientras veía sobre las paredes del túnel una trama flotando en un agua burbujeante, escuché que unos parlantes decían: “Bienvenido. Ahora usted está en una tela...”. Y ahí nomás, como buen ciudadano, chito, estoico o pelotudo, te tenías que morfar estar dentro de una propaganda de mierda sin decir ni mu, como al menos hacen las vacas en el brete.
No sé si seguirán montando ese tipo de propagandas, lo que sí, ahora hay un juez que dice que trabajar en el subte no es insalubre, aunque hasta Peter Capusotto conoce la relación entre oscuridad, encierro y fatiga.
Y también hay un blog que se llama Viaje Como El Orto (del que no paso el link porque tiene recomendados a Rozitchner Jr. y a Facundo Pastor).
El malestar también es viral.

25 julio 2007

Me puedo programar: no al ruido blanco

Hace algún tiempo, caí en la cuenta con Malala de que nuestras amistades mayormente no tienen televisión. R. y G. no. M. no. Creo que M. tampoco. Diego la tiene conectada a la computadora, pero al parecer no la usa mucho. “Mejor para todos”, me dije, y en cierta medida lo tomé como un logro personal. Esta hipótesis es, por supuesto, una exageración egocéntrica, pero por suerte también es bastante irrelevante.
1) Por un lado, no es en el show del espectáculo donde está la big tarasca, no por lo menos en Argentina. (De hecho, está a la vista que no hay nada para ver, o que hay bien poco.) Ninguna estructura masiva se vería afectada por el apagado de tres, diez o cien mil televisores, excepto por la merma de consumidores de ciertas atrocidades sin nombre, por llamarlas de algún modo. Incluso si se apagaran todos los televisores in eternum, seguirían estando las radios, los diarios, los sitios de internet, las revistas y tantas otras formas más de tener la sartén por el mango. Además, por el reverso, podría darse el caso de mejores productos televisivos y el mundo seguir siendo el mismo desmadre organizado.
2) Por otro lado, hace unos días llegué a escuchar a un gerente hacer una encendida defensa del antitelevisionismo, en medio de una parada de boludeo –que de paso entorpeció mi trabajo de lectura– por los pasillos intercubículos. “Yo la enciendo por compañía, no me pongo a mirarla”, se defendía a medias una ayudante. “Y bueno, ¡poné música! La televisión es un aparato de ruido.” Repito: un gerente dijo esto.
De modo que considero el antitelevisionismo sólo como una técnica de la mente, no como una opción existencial ni tan siquiera ideológica. Tampoco me agradan quienes en la primera de cambio sueltan un: “Yo no miro televisión”, no sé, no me gusta el modo... (tal vez me esté volviendo esnob). Porque una frase tan tajante predispone mal y no sirve ni para proselitismo ni para pedagogía, para la que es mucho más efectivo un relato, autobiográfico y redimido, sobre por qué dejé la tele.
De modo que descarto el televisor sólo porque los tiempos sin tele me resultan más llenos, más pausados. Y por eso quien que elige mayormente el off está menos apurado, es menos ansioso, incluso, tal vez, más propenso a la charla o a la escritura. Por otro lado, quien desecha un mal no incorpora la virtud, sino que sólo accede a poder realizarla.

Me cago en la verdad (Oleup X)

–¿Pero podrías ir al fondo, León? –pregunté, mientras pensaba todavía en el pantano.
–Es que hay varios fondos.
Pero la verdad, ¿cuál es la verdad?
–Me cago en la verdad. Cuando importa, la verdad es sólo consenso. Las grandes masas atraen a otras más pequeñas. Ahí tenés una verdad: la gravedad. Las grandes masas atraen a otras más pequeñas. Sí, ¿pero a quién le importa? ¿Quién lo va a discutir, si todo el mundo lo ve, y el que no lo ve se cae igual? Pero todas estas muertes, estas compras a mansalva de tierras y tierras, la podredumbre del pantano, ciertos incendios que nadie puede apagar con un lago al lado, o incluso estos días de retiro que vos llamás “encierro”, todo eso puede deberse a una simple especulación inmobiliaria, a la preparación de un gran latifundio de producción única, a una reconversión del Estado provincial o a una toma de precauciones antes de la gran transformación del terreno que produce una mina o una represa hidroeléctrica. Es más, si te vas por los vericuetos, si te enfrascás a explicarlo todo, ni siquiera te resultarían descabelladas las versiones que hablan de seres extraordinarios que habitan el interior de las montañas.
»Acá enfrente, por ejemplo, hay una cancha de rugby. En realidad se juega más al fútbol que al rugby, pero los partidos más importantes para el pueblo se juegan con guinda. ¿Vos te preguntarás por qué? Fácil: porque lo normal no coincide con lo común. Y porque cada enclave tiene su llave. Por ejemplo este. Acá hablo casi yo solo. Y nosotros somos siete y vos. Y yo no soy el jefe, sólo el portavoz. Y sabemos que vos para ellos ya cumpliste. Y sabemos que eso es lo que ellos quieren: que cumplas, que cumplamos. Y sabemos que nosotros cumplimos. Y sabemos que esta charla que estamos (estoy) teniendo con vos, para nosotros es un derecho, mientras que ellos la piensan como la propina de su lesé fer. Pero también sabemos que un almuerzo no se le niega a nadie, y sin embargo sumarle la merienda ya es un signo de amistad. Así que andá yendo, Ariel. Porái algún compañero se hace una picadita y te dice algo en el camino. Salí a la derecha y a quinientos metros tenés la ruta. En donde hacés la seña, el colectivo te para. Para viajes internos, seguro que no vas a tener problemas.

24 julio 2007

Trans

"A las personas trans nos gustaría 'apropiarnos' de espacios distintos al Rosedal. Nos gustaría apropiarnos de una carrera universitaria, nos gustaría apropiarnos de un trabajo digno, nos gustaría apropiarnos de una vivienda, nos gustaría apropiarnos de un documento que diga nuestro nombre, nos gustaría apropiarnos de la oportunidad de vivir una vida que no dependa de proxenetas, policías corruptos y funcionarios transfóbicos."
Marcela Romero / ATTTA.

Profundidad de campo

A veces veo mi mente como un frasco con caramelos media hora, bolitas de vidrio y esféricos bombones con licor. Otras, la pienso como un rígido damero español con miríadas de frases surcando sus calles. Las más, la siento en capas: las capas del placer, del humor, del encanto y de la curiosidad. Y, a un lado u otro del espejo (del misterio), las emparejadas capas de la duda, del deber, del miedo y del dolor.
O algo así.
Las capas –si es que existen– existen porque pueden superponerse, e incluso entremezclarse. Y tengo para mí que en la variedad no sólo está el gusto sino también el sentido.

Hace unos días, saqué una foto de alguien durmiendo en el colectivo, pensando mandársela a Jose para su Estamos dormidos. Eran las tres de la mañana y si no hubiera estado acompañado no habría sacado la foto. (Somos valientes cuando vamos de a muchos.) Días después volví a verla y algo de la estructura de capas resurgió como una sábana que cae después de ser estirada. Me encontré con la del fondo, que siempre es consciente de algo. Me encontré con la que no mira por deber (diabólica).A su lado, la trémula:
(Así se las ve juntas:) Y así en el reflejo: Y esta es la toma general. Después de recalar en los detalles, me recagué de risa. (Me divierto con poco últimamente.)

23 julio 2007

Llamado a la solidaridad

Dos años... va a hacer dos años que vivo al lado de una obra. No es siempre la misma, porque me mudé; pero tampoco es la misma porque una vez terminada la de tras la actual medianera, el vecino de adelante encaró la reforma del fondo de su casa que, claro, linda con la mía.
Además, conversando con el vecino del fondo, me enteré de que cuando se acabe la obra de adelante, van a desarmar el pasillo y ponerle las baldosas de nuevo.
Por las dudas, resulta que también están levantando la vereda y cambiando los caños de desagüe. Esto nadie me lo anticipó, simplemente llegué el otro día y vi lo que faltaba: la vereda misma.
¿Qué habré hecho yo para merecer esto?
Van casi veinticuatro meses de despertar todos lo días más o menos hábiles con compases de martillazos, mazazos, perforadoras y cosas así.
¿Alguien conoce un gualicho, técnica de aromaterapia o cosa similar para resolver este temita?

(De paso, que la foto sirva como recomendación: si todavía no vieron En construcción, denle una oportunidad, que bien la vale.)

16 julio 2007

El pantano (Oleup IX)

El día siguiente de mi descubrimiento del pantanito, le insistí a Malala con que debía verlo. Finalmente la convencí y, perro caprichoso y faldero, fui a su lado, acompañando su caminar pero aguijando la marcha. “Vas a ver. Es increíble.” De tanto en tanto, cuando veía que ella necesitaba prescindir de mi entusiasmo, yo callaba y quedaba absorto en un entorno que, a fuerza de repetición, se había hecho paisaje a mis ojos (mi mente).
–¿Viste esos árboles quemados, esos troncos grises? –me preguntó.
–Sí, ¿por?
–Que debe haber sido un gran incendio.
Miré (pensé) unos segundos y simplemente respondí “y sí”, con esa parquedad hija de la sorpresa de quien se cree más conocedor de lo que en realidad es. Luego, en silencio, supongo que cada uno trazó sus propias hipótesis sobre el origen, la antigüedad y la magnitud de ese fuego que por sus frutos estábamos conociendo.
Quinientos metros más allá se adivinaba el lago, un bloque azul profundo cerrado al frente por montañas que caen en picada, escandidas a la marchanta por unas playitas, un pequeño delta y, finalmente y en línea recta a la ruta al lago, la zona de un muelle que él mismo, el enorme bloque azul, destruyó hasta convertir en un embarcadero tallado en la piedra. Seguimos un poco más, pero antes de llegar hasta allí doblamos a la izquierda por el camino de autos que a cierta distancia bordea la orilla.
Cuando por fin llegamos al olor, le pregunté:
–Es más bien olor a cloacas, ¿no?
–Msé... Sí, pero tiene algo como de amoníaco también o... no sé, algún otro químico.
–Yo más bien huelo a mierda, pero porái tenés razón. Igual amoníaco tiene que haber...
–Sí... pero hay algo más.
Yo, como no suelo discutir con la nariz de Malala (y en general con la de ninguna mujer), me dispuse a constatar mi impresión de la víspera: el pantanito es un procesador natural de residuos cloacales, aunque ya en trance de saturación.
–Para mí hay mucho amoníaco, del pis, de los pises de todos los comarqueños.
Malala no había terminado de repetir con palabras el desacuerdo que ya sus labios fruncidos y ladeados me habían anticipado, y ambos no habíamos terminado de asociar el ruido de pasos a nuestras espaldas con la presencia de un desconocido, cuando escuchamos una voz de mujer que decía:
–Sí, son orines, pero también es la maderera. Y algún que otro muerto, llegado el caso.

13 julio 2007

Veinte años después...

Veinte años después, Lucía porfiaba que ella recordaba el día que había nevado. Tenía apenas más de un año, pero insistía con que la agitación emocional de la gente que la rodeaba –padre, madre, tío, tía, abuela– la hizo despertar por primera vez al asombro del acontecimiento: eso que está pasando acá.
Diez años antes, incluso menos, recordaba haber sobreargumentado para que le creyeran su afirmación. “Me acuerdo porque desde ese momento pregunté mucho qué era un eternauta, aun sabiendo que ya no me dirían nada nuevo.” “Me acuerdo por mi asombro: no entendía cómo ese algodón, al caer, se hacía agua.” “Me acuerdo porque todos estaban atentos y felices, pero no me daban bola.” “Me acuerdo porque de pronto yo dije «nieve» queriendo decir «nieve» y todos me festejaron, pero yo no sabía preguntarles qué significaba «nieve».”
Unos años antes de cumplir los 20, alguien le dijo: “Qué importa si no te creen: si para vos es verdad, entonces es verdad”. Ella lo miró, encendida por la evidencia de que a veces hay palabras que responden más de una pregunta.

11 julio 2007

Yo también memeo: London's Burning!

Libro: Dioses del mundo del Río, quinto volumen de una saga de ciencia ficción escrita por Philip José Farmer, con ciertos toques que la acercan a Lost.
Ahora... a ver... ¿cómo era? ¡Ah, sí! Tendría que sugerirles a otros tres que ellos memeen también. Podría decirle a Roberto pero sería joda. ¿Diego? ¿Evelyn? (Ya sé que no podés usar más tu blog, pero estamos en condiciones de prestarte un post.) ¿Minerva? No sé quién más podría ser. ¿Linkillo? ¿Marina? Mmm...

­–¿Yo? ¡Nunca!
–Incluso entonces el gobierno británico trataba y olvidaba a sus soldados y espías –había dicho Burton.
–Escribí de nuevo a Lord Arlington y le supliqué que me enviara cien libras para pagar mis deudas y regresar a Inglaterra. De nuevo silencio. (...)
Débil, enferma y fuertemente endeudada, Aphra cruzó el Canal de Amberes a Londres. Allí violas ruinas de la ciudad arrasada por el Gran Fuego. Sin embargo, el terrible desastre había tenido también su lado bueno. Había consumido a los centenares de miles de ratas y millones de piojos que habían difundido la Gran Plaga. (...)
–Fui metida en prisión –dijo Aphra–, donde, si no tenías dinero para comprarte comida, te morías de hambre. Eso es, si las enfermedades que asolaban las prisiones como salvajes pieles rojas en una incursión no terminaban primero contigo. Las plagas eran democráticas, de todos modos, Te mataban fueras bajo o alto en alcurnia, pobre o con dinero en tu bolsa joven o viejo.
Todas las prisiones de la City habían ardido o habían quedado inutilizadas por el GRan Fuego. Newgate fue rápidamente reparada, pero Aphra fue enviada a Caronne House, en South Lombeth. La suciedad y el hacinamiento ya eran bastante malos antes del fuego. Ahora eran diez veces peores debido a la falta de prisiones y al gran número de ciudadanos cuyas casas y propiedades habían sido destruidas. Incapaces de pagar sus deudas, ellos también iban a parar a prisión.

10 julio 2007

Noticias neozelandesas

De Chela

Para Todos

Asunto: Mi primer mail general!!! qué emoción!!!

Hola!!!

Voy a escribir un mail general!!!!

Coqui y yo estamos en Wellingtone. Tranquilos, buscando trabajo y un lugar para vivir.

Por el momento estamos en un hostel (que ya me tiene harta, obvio), es lindo... pero buenoooo.

De todas formas acá, en NZ, se ve que no se estila vivir solo y todo el mundo comparte su casa.

Hoy vi el mar y la costa, es muy tranquila. Enfrente, en un bar muy cool, me tomé un café con leche acompañado por un budín de limón: riquísimo.

Es emocionante cuando uno encuentra comida que le gusta, porque el alimento se extraña. Aunque hay de todo por aquí, la carne nunca es el churrasco, el puré de papa parece que viene con una salsa de no sé qué... y el pancho, en vez de tomarlo con Coca Cola, lo toman con milkshake... Bueno y la verdad es que Coqui y yo no sabemos cocinarrrr... jajajajaja, es gracioso pero posta no sabemos... en fin... cositas del mundo este...

La gente es bárbara… muy amable y bla bla... La juventud de acá es medio boluda… y Coqui y yo somos unos "Pin y Pon", porque la mayoría de la gente local es alta y grandota.

Bueno, ahora acá son las 9 de la noche, por lo que me iré a tomar una cervecita al bar donde trabaja Fede (un amigo, para los que no saben, porque como el mail es general me cebé y se lo mandé a todo el mundo!!!)

Coqui esta cada día más lindo, ya lo van a ver!!!

EXTRAÑOOOO !!!!!!!!!!!

07 julio 2007

¡Echen los fideos que ya estamos todos!

"¡Essta va a ser presidenta!", parece sugerir el Adolfo mientras corta su manga. "Grrr, qué bronca que les tengo a los traidores del peronismo", masculla Pereyra de Olazábal, peronista hasta las bolas. "A ver, abran cancha que llega el Carlo", dice el ídem. Sobisch, por su parte, otea el panorama y no, no, para nada: no encuentra a nadie con más pinta de garca cajetilla que él (porái encuentre a muchos en en el Pro, pero parece que Macri no le da mucha cabida). El Eduardo, por su parte, se hace el boludo y controla la situación de coté (es su especialidad). Y alguien fuera de campo -siempre hay un monje negro de quien nunca sabemos nada hasta que es demasiado tarde- lee una gacetilla o algo así con un título más que sugestivo: "La toma".
¿Cuánto falta hasta octubre? ¡Cuánto falta hasta octubre!

Algo huele a podrido (Oleup VIII)

Y la verdad que no: no sabía. O en realidad sí: sabía algunas cosas, pero todas se espejaban sobre la luna de la ignorancia. De este lado estaba Malala muy preocupada y algunos otros en igual estado, asesinatos de pobladores por razones económicas, contaminación en el pantano del lago, mi encierro en la Corporación Sur. De aquel: cuál era la situación de la búsqueda de mí y cómo encajaría yo en ella, quiénes serían los asesinos, el porqué de la contaminación, la integración societaria de la Corporación. Poco más de lo poco que tenía en un comienzo, pero ahora en un pueblo hostil.
“Así que ya sabés...”, en fin. Podría haberme levantado, dado las gracias y partido. Pero era absurdo, inaceptable: me abducen, me encierran; me la banco; cuando me doy cuenta de que no soy estrictamente un prisionero, apenas salido de la cucha, me ponen los puntos y me advierten sobre hipotéticas nuevas dificultades; ¿y ahora yo me iría por las buenas, desconcertado pero cortés? No, ni de casualidad; y ya por la necesaria curiosidad, ya por orgullo o vanidad, decidí permanecer para conversar un rato.
–¿Quedó algo de comer, León? –pregunté, sabiendo que el comer juntos es una costumbre aun más antigua que la conversación.
Se instaló un silencio imperfecto salpicado de cotilleo. Menos León, ninguno se había dirigido a mí, pero tampoco callaban.
Recordé que hacía unas semanas había merodeado el camino hacia la playita del Puelo. En realidad había salido por compulsión sanitaria: unos kilómetros de ruta trotada, un buen volumen de aire puro, y el cielo –apenas por encima de las montañas– celeste de toda celestitud. Ya dentro del parque, bajo un sol que cuando aparece calienta, opté por el caminito de la izquierda, en cuyo inicio tenía un cartel que lógicamente decía: “A la playa”. Ya había largamente superado mi marca previa y decidí que en cualquier momento me dejaría de correr. Me animé a más, diría la propaganda, y aceleré rumbo a la costa. Cuando ya boqueaba, empecé a caminar, aunque no sé si por la falta de oxígeno en mis pulmones o porque la atmósfera misma se envició. Un olor pútrido, denso aunque distante aún, invadió mi nariz y, desde allí, todo mi cerebro.

06 julio 2007

El oro y el barro

“Las leyes mineras de la época de Menem tendrían que ser quemadas, son lo más criminal que hizo ese gobierno. Entonces uno dice: ¿qué pasa señor presidente, por qué no anula esas leyes escandalosas, si usted no es un neoliberal? Cuando se ve lo que están haciendo en la Cordillera, se te achica el corazón.", Luis Mattini en La Vaca
El capitalismo no avanza como una locomotora en un único sentido, sino que lo hace como un fractal, en dos sentidos y medio. (Sabemos desde el affaire Sokal que las metáforas científicas aplicadas a cuestiones sociopolíticas suelen disimular la chantada congénita de su autor.) El capitalismo se expande –con más y nuevas mercancías–, se concentra –con más y nuevos ricos– y promueve con ello las condiciones para replicar el proceso (más y nuevas pobrezas).
El Estado, según el caso, acompaña, estimula o limita el proceso, según la estructura del juego político, que suele asemejarse mucho al económico pero nunca es idéntico.
Así pueden entenderse dos nuevas legislaciones surgidas en Mendoza.
Una ley provincial tiene el aspecto de ser conservacionista, al prohibir las actividades mineras con cianuro, veneno que se filtra en el subsuelo haciendo del agua potable una virtual causa de muerte.
Pero en Malargüe se fueron perfectamente al carajo. Su Concejo Deliberante ha prohibido taxativamente el debate abierto sobre ecología, que ahora deberá ser informado al mismo Concejo para que éste lo autorice. Pero no sólo que es una norma anticonstitucional, totalitaria y persecutoria, también sirve para que los porteños –entre otros–, siempre tan alejados de todo aquello que no suceda en Palermo o Caballito, nos demos por enterados de las grandes movilizaciones que se están sosteniendo en la cordillera a raíz del auge de la actividad minera, la joya de la corona, el ejemplo más acabado del capitalismo de rapiña, depredador y transero.
Como muestra, basta un botón: si bien los que apoyan la actividad dicen que es una fuente de recursos legítimos para los trabajadores y el Estado, lo cierto es que ella conchaba mano de obra en condiciones infrahumanas y, al Estado, le cabe algo así como el 1,3% del total de lo producido. Como contrapartida, eso sí, destruyen el hábitat y las relaciones sociales que allí se venían dando. Pueden parecer datos de ecología pedorra, pero no es uno o dos negocios, son muchos, en muchos pueblos cordilleranos de Chubut, Río Negro, San Juan, Mendoza, ¡La Rioja!... y siguen las firmas.

05 julio 2007

Pietro

AdriM escribió: Re:
(...) Yo acá ando, encerrada en mi casa y durmiendo como una marmota, en parte por el frío y en parte, y a aquí va lo novedoso, porque ando un poquito preñada. (Se supone que pasado un tiempo el sopor en el que vivo va a amainar y quizá pueda reconectarme con el universo, entre tanto ando por la vida como flotando en líquido amniótico.)

AdriM escribió: La película para estos tiempos que corren
Yo creo que ya la viste pero ilustra mi momento actual: Aprile.Te acordás, ¿no? Moretti deprimido por el triunfo de la derecha en Italia, documentando el momento, que transcurre con simultaneidad a la llegada de su primer hijo (mientras proyecta su musical sobre un pastelero anarquista). Tengo una copia pero no la podía ver así que la estoy bajando de nuevo.
Además en mi caso tiene otro aliciente, hace bastante tiempo se la hice ver a Facu y cuando Moretti y su mujer hacen la lista de nombres posibles terminan eligiendo Pietro. Pietro Moretti. A Facu le gustó tanto ya desde aquel momento que mucho antes de estar siquiera en la imaginación más remota, la criatura ya tenía nombre, por lo tanto si es varón se va a llamar Pietro. Yo qué se, ya me acostumbré y me hace gracia, pero sé la cara que pone la gente cuando lo escucha. Pero bueno, creo que hay que ver Aprile.
Malala escribió:
Qué gracioso. Pietro no me disgusta para nada. Ahora no me acuerdo el apellido de Facu, pero es tano, bastante tano, ¿no?

AdriM escribió:
Sí. Pietro Matarazzo. A mí me da como bastante ternura todo, por eso no me pude negar al nombre. Igual, si le decís algo a Facu, te mira como si estuvieras loca y dice cosas como: "Pero ¿qué?, ¿a alguien le parece que no queda bien?", y por más que le digas que el pibe quizá no sea gangster ni pizzero y seguro no será tano, no hay tu tía.

Malala escribió:
Jajaajaja, lo posteo.
AdriM escribió:
Sí, postealo, pero cambiale el apellido por las dudas que el pibe definitivamente sea gangster.

Página 139, un párrafo (¿cadena?)

Pareciera que esto se llama Meme (no sé por qué).

Todavía no llegué a la página 139 del libro que estoy leyendo, pero consultada por Werte me adelanté hasta allí. El libro me lo regaló Ariel hace un par de semanas y lo compramos juntos en Plaza Italia. Recién comencé a leerlo en serio ayer y lo que me sorprende al ir a buscar esa página es que está marcada: viene con la punta doblada, como hago yo cuando no quiero escribir un libro (en general, porque es prestado) o cuando no tengo algo a mano que pueda oficiar de señalador.


"Y aún peor. Hasta entonces, nadie había confirmado ni desmentido lo que Louise llamaba mis 'elucubraciones': África era vasta, lejana, poco poblada, faltaban las informaciones, nadie podía probar que no estuviesen allí mis exploradores, que no disparasen contra los pigmeos justo en el momento en que yo contaba su combate. No llegaba a tomarme por un historiógrafo, pero me habían hablado tanto de la realidad de las obras novelescas que pensaba decir la verdad a través de mis fábulas, de una manera que aún se me escapaba pero que saltaría a la vista de mis futuros lectores. Ahora bien, en ese desdichado mes de octubre asistí, impotente, al choque de la ficción y la realidad: el Kaiser nacido de mi pluma, vencido, ordenaba el alto del fuego; entonces, en buena lógica, el otoño tenía que ver la vuelta de la paz; pero los periódicos y los adultos repetían precisamente todo el día que nos instalábamos en la guerra y que iba a durar. Yo me sentí confundido; era un impostor, contaba una chilindrinadas que nadie querría creer; en una palabra, descubrí la imaginación. Me releí por primera vez en la vida. Avergonzado. ¿Era yo quien se había complacido con esos fantasmas pueriles? Poco faltó para que renunciase a la literatura. Al final, me llevé el cuaderno a la playa y lo enterré en la arena. Se me pasó el malestar; volví a tomar confianza: no había duda de que estaba predestinado: lo que ocurría era, sencillamente que las Bellas Letras tenían un secreto, que algún día me revelarían. Entre tanto, la edad me aconsejaba tener una reserva extrema. No volví a escribir."

Las palabras, Jean-Paul Sartre.

¿Qué leen Ariel, la cronista sentimental y Jose?