Ahora que los ricos y famosos experimentan una súbita recaída en su contradictorio imperativo de amar al prójimo, el Rattazzi más gatero de la Argentina llora por la plata de las AFJP que, sin embargo, el Gobierno le robó a la gente.
Mientras tanto, los rateros gubernamentales, movidos tal vez por su propia hipocresía, han decidido comenzar a repartir la guita de las AFJP -robada a la gente- entre los pobres que, hasta ayer, vivían en bolas, ajenos al devenir del nuestro Estado-nación.
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