Si todo este Gobierno fuese una verdadera hegemonía dictatorial troskoleninista, el politburó ya habría aprobado –¡por supuesto!– después del cletazo un plan de fusilamiento de opositores en manifestaciones –al menos siete a doce (lo antes posible)–. Y los hipotéticos Cristina y Néstor hegemónico-troskoleninistas ya habrían declarado: “Los fiambrinis fueron sólo para que tengan motivo de decir que lo nuestro es una dictadura”.
Pero no, esto no es una dictadura, ni Cristina y Néstor son otra cosa que progresistas: peronistas progresistas. Y así como a su gobierno –eso que se ha dado en llamar “kirchnerismo”– aporta Moyano en cabezando la CGT, también aportan los curas de los pobres, la CTA (desde su secretario general hasta muchos de los gremios que la conforman), cientos o miles de organizaciones civiles (como las que contribuyeron al diseño de la ley de servicios audiovisuales, también aportan Sabbatella y –de tanto en tanto– también Binner. Incluso Margarita Stolbizerr. Y Graciela Camaño llegado el caso.
Así que no, no; no es una dictadura.
Precisiones metodológicas:
Por supuesto: susanismo, expresión del ideolecto de Susana Gimánez que ya ha sido incorporado al la lengua cotidiana.
Cletazo: sorpresiva irrupción de un vicepresidente opositor.
Siete a doce: proyección numerológica: si en quince meses de gobierno del estadista Eduardo Duhalde son asesinados dos opositores, cuántos opositores asesinará una dictadura kirchnerista en 80 meses.
Lo antes posible: forma de aproximación usada por los operadores mediáticos, por ejemplo, los radio taxi. U. t. c.: ¡URGENTE!
PD: ni el título ni la etiqueta “condiciones de felicidad” son ironías; representan mejor un “sin embargo”. Aunque todos disfrutamos de un entorno al que algunos adjudican como la excrescencia máxima –residuo evidente– del deterioro argentino, nosotros seguimos considerándolo una bendición; y que más allá de las dificultades que puedan suscitarse, este Gobierno es una garantía democrática
No hay comentarios.:
Publicar un comentario