09 mayo 2009

El futuro del progresismo II


Comenta Darío este post:

"(...) Me gustaría tener tu postura frente al progresismo y los progresistas. Ayer tuve un leve entredicho con algún intolerante y cité este post como ejemplo.
Yo tengo una idea, que es quizá equivocada. Porque cuando se habla de "progres", a mí me parece que se está hablando, en realidad de conservadores, tipos anclados en ideas arcaicas de la sociedad.
Es decir, se me hace que hay una acepción de progresista que no es correcta.
Pero quizá lo incorrecto sea mi concepción. Estaría bueno que me mande un mail, si queres. Sino después, reviso aca."

Me hiciste pensar, Darío. Lo que mejor que tengo por el momento es esto:

No tengo UNA posición tomada con respecto AL progresismo y LOS progresistas. En principio porque, a esta altura de la cultura, se me hace que son etiquetas que no se ajustan a ningún principio básico, y que por eso pueden adherirse al lomo de Pino Solanas, Sabbatella, Alberto Fernández, Kirchner, Elisa Carrió, Lanata, TNbaum, Chacho, Bielsa, Ginés, Ibarra o Malnatti, por sólo citar algunos ejemplos.
Como palabra, coincido con tu visión: quedó vieja, arrastra demasiadas rémoras. En parte, eso se ve en el hecho de que ha perdido su capacidad referencial: no se sabe muy bien a qué nos referimos cuando decimos que alguien es progresista (¿cierto rasgo "no peronista", tal vez?). Por otro lado, sucede que ES vieja. El progresismo arranca allá en el fondo del XIX y, después del derrocamiento de Perón, progresista era aquél que, reconociendo las mejoras sociales del peronismo, pretendía hacerlo con métodos "republicanos", "democráticos". Para colmo, lo último que se supo del progresismo en esa versión fue que perdió la interna con De la Rúa, que renunció con el Chacho, que se exilió en Capital y que finalmente murió con Ibarra. Con esto último se torna aun más patente que la palabra quedó muy envejecida, casi póstuma.
El tema también es que las palabras no tienen la vida de las personas, y por eso pueden envejecer y luego rejuvenecer. Fijate lo que pasó con "peronismo". Si la foto la sacás en 1998, lo que tenés del peronismo podría ser López Rega, Isabel, Massera, Ítalo Argentino (ojota con ese nombre) Luder, Imbelloni, Triaca, Menem, su rata, digo, su ruta... Lo dominante en ese momento de esa palabra era la claudicación de las cúpulas y la revolución conservadora (el peronismo será revolucionario o no será nada). Después de 2001, constatado el fracaso de ese tipo de política, "peronismo" pudo gozar sin vergüenza de su gen populista, desde el momento mismo, pongamos, de los aumentos por decreto en los comienzos del kirchnerismo.
De modo que las palabras se comportan ante el tiempo como los buenos relojes: tienen algo así como una "reserva de marcha". Y si bien en este momento, "progresista" me resulta timorato, individualista y/o escondedor, quedará en los que así se reivindiquen la decisión de en qué lado eligen estar: ¿restauración, reforma o qué? Y cómo quieren estar, si como retaguardia, vanguardia o como compañero de ruta. Por sus frutos los reconoceréis.

Pregunta, Darío: ¿el intolerante ese se reivindica progresista?

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