30 agosto 2007

La educación sentimental

Mi retorno al trote por los senderos del bosque (de Palermo) me puso la autoestima muy arriba. Recuperar cierto control muscular, reponer el aire, proyectarme en autos y trenes que pasan cerca, abstraerme por un rato. No sentirme vecino de la zona pero tampoco forastero. Ver autos alemanes que no envidio ni deseo. También reconocer los bemoles de nacer en cuna de oro y, entonces sí, la gloria de escuchar una frases como: “Mirá, hijo. Todo lo que decís, se puede conversar. Pero si antes no la respetabas como madre, ahora la vas a tener que respetar como jefa. ¿Está claro?”. Tradición, familia y propiedad para principiantes.

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