24 agosto 2007

El nombre de la cosa

No es que el nombre haga a la cosa: yo soy Solito de apellido y sin embargo no me falta compañía. Aunque también están los Ortelli que se ponen a vender inodoros y los Seisdedos que se meten a comisarios. El nombre propio se le impone de prepo a las personas. Como a las instituciones, sólo que éstas con su nombre anuncian la función que se perseguirá con ellas.
En Mundo Perverso, Diego colgó unos videos de representantes de los elocuentemente denominados "fondos buitres", conglomerados financieros que recaudan a partir de millones de sueldos, apuestan millones en movimientos financieros con tasas usurarias o acciones que viven la vida de las burbujas y finalmente suelen depositar millones a resguardo y sin mover el culo. Sin duda conforman la parte más activa, masiva y funcional del terrorismo económico, y son el enlace entre el capital transnacionalizado y las cúpulas financieras locales. Perfecto. O perfectamente mal. Pero que de ahí a que traduzcan el nombre de una de sus máscaras legales como Grupo de Tareas Estadounidenses para Argentina es una decisión que si bien los muestra intelectualmente honestos, no pierde por ello su contenido de amenaza.

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