02 agosto 2007

“La crisis causó 2 nuevas muertes.” (Sinceramente/Blanck)

Para saber dónde la dan...


Cuando escriba un manual para detectar cínicos (y no creo que lo haga, por el riesgo implicaría para mi propia imagen), debería hacer un apartado con el uso de “sinceramente” (el uso de “en serio” podría homologarse). “Sinceramente no sé qué decirte” creo que es la única frase (no tengo todo el corpus en mente) que puede ser dicha sin menoscabo de quien la emite. Y si mi oficio fuera el del verdugo (o el de juez, lo mismo da), esta palabra haría expedito el camino hacia el cadalso de aquel que la dijera. Pero como estos no son tiempos de inquisiciones sino de juicios sumarios, paso al caso Julio Blanck.

Los editores no siempre son buenas personas; los jefes de sección, menos; y los jefes de redacción, muy rara vez. JB aceptó todos esos puestos en Clarín. También fue el único que tuvo el tupé de decir “sinceramente te digo”, aunque -claro- un poco antes de verse obligado a decir la verdad . Y si en el post anterior decía que La crisis era ante todo un documento es porque –contra lo que sostienen algunos– no se desgañita tanto en la diatriba contra el oligopolio como se aboca con denuedo en diseccionar la producción de noticias de tapa, esa retrorrealidad que los medios sobreimprimen a diario (disculpen el subrayado).

El documental, que no tiene voz en off, se sostiene exclusivamente sobre la base del testimonio de los actores. Y a quienes digan que tiene demasiado trabajo de edición, respondo: a) ese es uno de los trabajos del documentalista; b) ningún trabajo de edición genera declaraciones como las siguientes, todas de Julio Blanck en su despacho, en plena redacción.

“Yo reconozco mi parte. Este título es horrible. Este título no dice la verdad. Distrae las verdaderas causas de esas muertes. En cambio esa foto...”

“Y algunos dicen que Clarín escondió las fotos 24 horas... ¡Pistola! [sic, en serio, y pronuncia: /¡Piss-tóla!/]”

“Y bueno, ¿entonces qué hacemos con Clarín? ¿Le [sic] prendemos fuego en la vía pública? ¿Qué hacemos? ¿Hacemos de cuenta que esto no se publicó? [Repite, tal vez entusiasmado con la idea.] ¿Hacemos de cuenta que esto no se publicó? Sería la política, hermano. ¿Cómo se llama si no? Eso hace que la gente mire para otro lado, y aunque tengan razón muchas veces ustedes, la gente mira para otro lado.”

Y para cuando ya pasaron los títulos, la frase que perdura, porque cristaliza todo un estadio del pensamiento contemporáneo, es la siguiente: “Mucha gente trabaja para mucha gente. Nosotros hacemos lo que tenemos que hacer”. A confesión de parte...

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