Alguna vez se me ocurrió (en algún momento lo haré) sacar una buena foto desde el extremo Yrigoyen de los túneles a cielo abierto que hay detrás de
Algo similar aparece en las fotos de Heidelberg del post anterior (habría que viajar hasta allí y encontrar un punto de vista que abarque la diversidad histórico-arquitectónica). Un abigarrado y burgués caserío de tejados rojizos, una imponente ciudad universitaria –polo tecnológico– compuesta por edificios de algunos pisos y, en otras tomas, el castillo (desde el llano y desde abajo, con interpósita estatua de oro y todo), por encima de todo, dominando el terreno.
(Minerva: el castillo fue construido en el siglo xii; creo que por allí Martin Lutero clavó sus tesis protestantes y quemó las bulas papales (1517); su universidad fue la primera de Alemania, y allí se doctoró Goebbels, luego de estudiar historia y las filologías germánica y clásica, unos ciento y pico de años después de que los románticos alemanes se extasiaran representando la ciudad como ápice vertiginoso de la alemanidad al palo. Y creo que sí: Weber estudió ahí, aunque no haya sido un científico tal como yo entiendo el término, es decir, aunque haya dado lugar a las ciencias sociales.)
Las contigüidades son más o menos simétricas aunque, claro, en Europa los siglos cuanto menos se cuentan de a tríos: el castillo del siglo xii, el caserío de abajo que se extendió para albergar a la burguesía y, ya en el siglo xx, el polo tecnológico que se eleva hacia el castillo. (Mientras, nosotros, memoriosos mamíferos, seguimos lidiando contra el edificio.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario