Desde el cielo de arriba la claridad del sol viaja, y parpadea en el cielo de abajo por nubes que vuelan a millones de kilómetros de su origen. Discontinuo y por debajo, acá nomás, apenas antes de que el fulgor sobre la toma de aire me empujase hacia esa claridad, yo me lanzaba hacia el colchón en caída libre boca arriba invocando la siesta.
***
Dos horas después, a la hora en que el búho levanta vuelo, subo las fotos a nuestro despótico servidor, concluyo este texto y salgo a correr un poco, en procura de la información de mis reticentes sentidos (como dice un amigo: la lucha cotidiana contra la pereza).
10 marzo 2007
Sábados de doble pulsión
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