Mientras Malala encaja sus petates con miras a su mudanza, yo –a casi un año de haberlo hecho– garabateo un balance. Así, a la columna del debe, además de la computadora rota (tengo turno mañana con el técnico), se suman: filtraciones desde el techo de la cocina (hay que hablar con la administradora); pérdida de agua en dos o tres puntos del sistema (se necesita un plomero); un calefón que no enciende (Diego dixit: “Hay que cambiar el diafragma. Es una boludez”); una heladera de 35 años que hay que descongelar cada quince días (al parecer sale un plan canje: habrá que estar atento).
En la columna del haber: todo lo demás está razonablemente bien.
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