Durante buena parte del año que ya comienza a finalizar, la oposición sumó centimil en los diarios subsidiados por Papel Prensa reiterando la necesidad de implantar un sistema de asignación universal para la niñez. Se necesitó apenas que el Gobierno de Cristina Fernández se aviniera a aplicar el recurso para que el tema despareciera del temario del “periodismo independiente”, con algunos días de coleteos y sambenitos: que no es universal porque no está destinado a los niños ricos y clasemedieros (quienes ya lo recibían), que es clientelista (aunque sea para TODOS los hijos de desocupados y trabajadores en negro), que las colas en la Anses son un escándalo de imprevisión gubernamental (y no el índice más evidente de su formidable masividad).
El resto fue silencio, o más bien literatura.
Lo cierto es que, desde mañana, casi tres millones de niños serán beneficiarios de los 180 pesos por mes con que el Gobierno reconocerá los derechos de todos los niños que habitan la nación. Es de suponer que en un par de meses el universo de beneficiarios estará cubierto.
La única verdad es la realidad. Y que los eunucos bufen.
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