15 marzo 2009

Para nuestra democracia, la ley de la democracia


Hay que aclarar de una buena vez que el proyecto de ley de medios audiovisuales no es contra Clarín. Si Clarín & Asociados se lo toma en contra es sólo porque goza en la actualidad (y desde hace algunos añitos ya) de su posición dominante. Por el contrario, la bondad de este proyecto es que amplía el margen, a todos, o casi. Tal vez al Grupo no. Pero es absurdo pensar que, cuando se opera en beneficio de la mayoría, en realidad lo que se busca es el detrimento de la minoría previamente beneficiada. Este es un resultado necesario del juego de suma cero, pero no constitutivo del espíritu del proyecto. Lo constitutivo del proyecto es que la información no debe ser una mercancía, y menos aun una mercancía acaparada por pocos. Lo consitutivo es que todos tenemos derecho a estar informados en un marco de posibilidades abiertas por la diversidad y no cerradas por el oligopolio. Que un tercio de los medios sea propiedad de la sociedad. Que otro tercio sea de instituciones. Y que el tercio restante sean empresas con fines de lucro, con trabajadores asalariados, estatuto del periodista y toda la bola.
Si uno lo encara desde el punto de vista de los puestos de trabajo, cualquier persona sabe que toda fusión, toda integración implica pérdida de empleos. Es un dato. Además, si en el esquema previo había -pongamos- dos jefaturas, dos modelos de producción, dos targets, con posterioridad a la fusión sólo queda una de cada. Si lo que se produce es opinión (son minoría los artículos con datos puros y duros en los medios masivos), la concentración del mercado atenta contra los derechos del consumidor, en este caso, del ciudadano o, más ampliamente, del sujeto político, el ejemplar biológico en el régimen del Estado-nación en una democracia representativa, a quienes se les cercena sus derechos de representación.
Más o menos esas son mis razones para apoyar la nueva ley de medios audiovisuales, mi elección de hacer lo posible por que prospere hasta su promulgación. Por amplitud de perspectivas, por puestos de trabajo, de representación mediática y política, por el acceso a la información y a su difusión por todos los medios disponibles.
No un castigo a Clarín por, por ejemplo, haber titulado que La crisis causó 2 nuevas muertes. En todo caso es un castigo a un proceso de monopolización de la información que, al menos una vez absolutamente probada, usó su desproporcionado poder para ocultar dos asesinatos policiales de militantes políticos. Son los problemas de que tanta gente trabaje para tan poca gente, porque sólo harán lo que tienen que hacer: cumplir órdenes de pocos.

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