06 marzo 2009

Viernes de verano de la era tardo clariniana

La información, hoy, es blogger. Al menos así es para mí. En principio, fue por la alergia o el espanto que me me vienen dando los anodinos medios masivos, el producto final de la hememogía mediática. En cambio, entretanto, tantas vienen siendo las veces que me río, carcajeo diría, al leer textos bloggers, que me andan escaseando los motivos para consumir prensa tradicional. Que me paspa. Que me agota. "Que me tiene hinchadas las pelotas", diría si me ganara una elecuencia a lo Buzzi. TN, ponele, por decir X, me ofrece nada que me genere algún tipo de interés, aunque más no sea malicioso. Nada... bueno... poco, muy poco, ya que, en algún momento, aparece el momentum.
"Tre-men-do todo lo que está pasando, Susana", diría Lucas Carrasco, señalando cómo el lenguaje de los medios se hace el patova en lo afectivo aunque ande escuálido de referencias. Porque, ¿a cuál "todo" de todos los "todos" se estarán refiriendo? Yo digo que Lacan diría que al todo de su propia forclusión. Pero, qué sé yo... Es que a veces se me hace como el habla del sociópata, que hace fluir su blablerío a pura negación de palabras básicas, como "pueblo", por ejemplo, o "proletariado", o "emancipación", y ya, que no estamos para abundar en miserias. Otras veces se constituyen en ejemplo del psicópata sexual que no puede referirse a una mujer sino con términos como "perra" o "yegua", o "puta", o llegado el caso, "conchuda". Y a veces, como recién Lapegüe, parecen psicópatas religiosos, que con el carriotismo de los simples, siempre se aperecen como un poco chambones a esta altura de la cultura. "Y la última información que nos llega es como un designio del destino", dijo Lapegüe, y después se puso medio a contar, medio a leer (fracasó en ambas empresas) una noticia sobre un funcionario de Esteban Echeverría que se había mandado alguna cagada. Fue un minuto de un relato entre balbuceante y anodino, coronado por una repetición que era, en el fondo y para mí, la propia finalidad de la -en fin- "noticia". Repitió: "En fin, es como un designio del destino".
Me alejé -apagué-, pensando qué carajo habrá querido decir. Y lo más probable es que nada. Nada de nada. Los oráculos hablan en, de y desde lo oscuro, donde radica su presupuesto poder.
Pero bueno, como yo ya a los oráculos me los paso por mi mismísimo desdén, como asimismo a las pitonisas y a los augures, sobre todo cuando es viernes y estoy por encopetinarme todo lo justo y necesario que se me cante, corto con el pelotudeo blogueril y me voy a Cossab a por lo que importa en esta acuciante medianoche de viernes, en medio de una inseguridad más grande aún que el tracto-camionetazo rural anticristinista de Sinsacate, que no sé cómo decirlo, es tre-men-do todo lo que está pasando. Más tremendo que la oposición cachivache de la que habla Ex Anónimo, aunque su copyright sea de Diego F o el crecimiento de la cletérrima figura de Cobos, la esperanza boluda de la Argentina actual.

La canción de despedida ya parece vieja, pero todavía -todavía, still- siguen

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