Pensar en positivo. Focalizar en lo que puede hacerse, no en lo que no. Ampliar las opciones. Delegar en el Congreso la legitimación máxima del dispositivo de intervención en la renta conocido como “retenciones”. No bajarse de ningún caballo (al menos de ninguno que haya sido montado con derecho) sino más bien aprestar otros. Controlar la implementación legal del cobro federalizado de retenciones (legítima herramienta fiscal), de su reinversión y reconversión productivas, y de los subsidios y reparaciones a los mayores damnificados (las economías de subsistencia y comercialización local). Consolidación legal de los tributos sobre la renta extraordinaria y de la coordinación estatal de la producción estratégica, acicateada por reconfiguraciones impositivas que realicen a mayor escala la aún endeble redistribución del ingreso nacional. Y así siguiendo…
También uno podría aterrorizarse con esto o con esto, pero bueno, mejor templar el ánimo.
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