¿Qué hubiera pasado si a Alfonsín le hacían un piquete generalizado por tiempo indeterminado hasta la impugnación de los Juicios a las Juntas? O a Menem, hasta la caída de la convertibilidad 1 a 1. O a De la Rúa contra el megacanje o la reducción de salarios y jubilaciones. O a Duhalde contra la pesificación asimétrica. Dos cosas: a) Represión, pero bien a lo argentino, nada de fino guante kirchnerista, sino con gases y plomo. Es decir, aquello a lo que estábamos habituados hasta que con este gobierno nos acostumbramos a otra cosa, mucho más amable y política; b) caída (o lenta disolución) del gobierno.
Decir que eso es lo que el campo está buscando tal vez sea una hipérbole (este cacerolazo podría desmentirlo), pero exigirle al gobierno que retrotraiga los porcentajes o hasta incluso las retenciones todas es de un regodeo en el maximalismo corporativo que roza lo sedicioso.
Si el gobierno da marcha atrás, lo venidero será un doloroso parto. ¿Cómo sería parirse a la Gorda? En fin… eso no será. Creo. Espero. En todo caso, no creo que sea la Gorda: buscarán alguien más estable.
Por otro lado, el gobierno no puede fracasar en este brete, por el bien de muchos y por el suyo propio: la nueva dinámica de la democracia argentina supone un paseo por Tribunales y el fileteo sistemático del poder remanente de los ex mandatarios.
Ahora, el cacerolazo por SMS de apoyo al campo. En las ciudades del interior, llega a las calles. En la Ciudad autónoma de Argentina, sólo por el corredor norte. Mientras el caceroleo sea tan de balcón como el que veo ahora mismo (bah, mientras sea más bocinazo que cacerolazo), la revolución lilita (sólo por ponerle un color) no tendrá cabida. Y la vida con perspectivas de futuro con un gobierno acovachado, tampoco.
Eso sí, en una hora comeremos Malala, Matías y yo, un lomo a la masa con papas a la crema (todo de primera, todo en Coto) con vinos tintos Bianchi y Norton (pagó Matías). Del desabastecimiento no tuvimos noticia. La mano viene por otro lado.
La polarización está en creciente. Ya nos conoceremos los temples.
Ah, una obviedad más: el cacerolazo por SMS estaba citado a las ocho. Justo como para verlo por Telenoche.
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