¡Somos muchos, somos muchos!

Estoy dando vueltas sobre lo mismo desde ayer a las 10 de la mañana. Leí y leí mucho, pensé, reflexioné y tuve que ir tres veces a la plaza.
Primero anoche fui con Malala y Ariel a sacar un poco la bronca y la incertidumbre, a ver,  a tomar aire, a sentirme acompañado.

Hoy a la mañana la sensación no era muy distinta, compré el Página y otra vez volvió ese nudo que estuvo subiendo y bajando desde ayer. Llegó el mediodía y al sol, tuve que salir otra vez a sacar un poco la bronca y la incertidumbre, a ver,  a tomar aire, a sentirme acompañado. Caminé sin rumbo alrededor de la plaza mirando y llorando, el nudo se deshacía con cada lágrima.
A la tarde, ya cayendo el sol, volví a salir a sacar un poco la bronca y la incertidumbre, a ver,  a tomar aire, a sentirme acompañado. Con cada cuadra que me acercaba a la plaza, la piel se me erizaba más, es la primera vez en la vida que sentí una conexión con tanta gente.
Tragué saliva y me encamine a la explanada de la Casa Rosada y camine lentamente lleno de orgullo los pasillos de la casa de gobierno y llegué... Tal vez me sentí abrumado y no pude decir nada, no pude hacer otra cosa que sentir... Exhalé el poco aire que me corría por los pulmones y vi a una familia estoica, recibiendo el cariño de miles.
Volví a respirar y ya camino a la plaza de vuelta pensé, ¡somos muchos, somos muchos! y ese saber que éramos muchos me permitió ser egoísta y pensar esta vez solamente en mi:

¡Flaco! ¡Yo te voy a extrañar!