Leo a Oscar Cardoso en su Adentro y afuera y pienso:
Si nada de Kirchner me subyuga del todo, menos podrá subyugarme algo de la emergencia de Obama. Sin embargo, puede que el candidato demócrata promueva la opción por una nueva política, no tanto porque habrá de cambiar sus elementos básicos de representación sino por la reconfiguración de las alianzas de dichos elementos (cambiar por cambiar gatopardistamente).
Tampoco me voy a meter con el universo de posibles de la probable presidencia Obama, porque si algo me demostró el conflicto por las retenciones, es el amplio espectro de mi ignorancia, campo abonado día a día por los operadores masivos de mentalización que colonizan nuestras representaciones con la lógica de la libre empresa.
Sin embargo, no por eso dejo de considerar ni el reterritorializado armado de campaña de Obama (del que da cuenta this note –si pueden disculparme el link en inglés–) ni la disrupción que supone su ascenso respecto del proyecto presidencial de Hillary, que auguraba al menos un cuarto de siglo de repetidas sucesiones presidenciales Bush-Clinton, Bush-Clinton.
...¡25 años! ¡Y acá los tilingos siguen despotricando contra los hipotéticamente proyectados 16 años K, que tal vez ni siquiera lleguen a ocho!
De todos modos, es sabido que Estados Unidos no tiene alidos sino intereses permanentes, y lo que hasta ayer nomás fue un retiro del patio trasero -por el temita de Medio Oriente- en este 2008 se esté convirtiendo -en Argentina- en una triple ronda de conversaciones con los Estados Unidos de América.
24 julio 2008
Los caminos de la vida
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