Anoche descubrí con alegría que el control remoto de mi dvd estaba en funciones gracias a equis franeleo que casi desconozco pero cada tanto resulta.
Bueno, esta mañana, mientras daba las vueltas de sacarme las legañas y demases, me pareció prudente cierta compañía musical. Mas cuando fui al living vi el pequeño aparatito gris caído en el piso (de bruces, diría) y sentí un mal pálpito, que no tardé en corroborar al apretar los botones y ver que nada ocurría. Puse un cd cualquiera y lo dejé ser, tomé mis mates, vi mis mails y me fui.
Hace un rato, nuevamente necesité compañía musical y se me ocurrió que lo que tenía que hacer era dejar caer el control remoto "de espaldas", aplicando esa lógica ridícula de, por ejemplo, pérdida y recuperación de la memoria a base de golpes en la cabeza, tan cara al dibujo animado o al Chavo del 8. Con esa idea, me encaminé hacia el living. Cuando decido tirar el control remoto al piso, alguna de mis torpezas habituales, mediante tropezón, casi terminó en caída... pero no, me atajé, aunque no pude evitar que también se cayera el control remoto de la tele. Entonces: desparramo de aparatitos, tapitas, pilas y pilitas.
Recompuestas las partes en sus respectivos sitios, el aparatito andó.
Cosa ‘e mandinga.
14 junio 2006
Brujería doméstica
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario