Acabo de volver a mi nueva ex casa, y disfruto de los beneficios de la banda ancha que ya perdí en mi condición de recién emancipado. En fin... deberé acostumbrarme a postear desde el laburo.
Tiempo de mudanza y cualquier circunstancia se transforma en evento. Recién, sin ir más lejos, noté que el picaporte de la cocina estaba desencajado: había que reubicar los tornillos. Dicha operación requiere de cierta fuerza y precisión para que el tornillo entre, además, sin torcerse. Un trabajo en plano detalle. Así, tan de cerca (y es sabido: de cerca todos somos raros), noté que el esmalte símil amatista del picaporte, pasados ya once años desde su instalación, estaba completamente saltado. Entonces, pensé en los tiempos de esa reforma, en mi viejo, en la reelección menemista, en los 15 de Mariana, mi hermana, y en algunas otras cosas que, como el esmalte símil amatista, ya han entrado en el ámbito del pasado y la memoria.
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