Yo me voy haciendo los rulos (para el 11 en Huracán)

Dejen decidir a la gente, que es más fácil, y más democrático
Vivo días de mucha emoción. Por un lado, me enfrenta de sesgo la vida, justo en su frontera mortal; para ser más preciso, el marido de mi madre. Por el otro, la vitalidad irrumpe en forma de convicción: los derechos laborales, nuestra primera negociación salarial con la empresa.
Así que así, entre una cosa y otra, y entre inminencias de viajes y nuestra nueva casa, todo me emociona un poco.
¿Acaso alguno me ha escuchado decir que voy por la reelección en 2011? No se hagan los rulos.
Ahora, lo que más, y más allá de todo lo referido a mi índole, el discurso de la Presidenta, en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, fue una pieza de oratoria palpitante, polifónica, fluyente de política y esgrima y corazón.
[A Cobos] Dígale que se calmen, dele, dígale a su gente que se calme un poco.
Suelta de toda soltura, Cristina, hoy, enamoró. Y engrandeció al país, e incluso se pegó su vuelta al mundo en apenas hora y media. Y señaló las puertas de nuevas leyes, nuevos proyectos: uno penal tributario y otro contra la extranjerización de la tierra; uno de adopción (para que familias desesperadas por tener un hijo no se vean empujadas a cometer actos ilegales) y otro del peón rural, en consonancia con la política de seguridad nacional contra la trata de personas y con la extensión de la Asignación Universal por Hijo a las mujeres embarazadas.
¿Me dijo “chavista”? ¡Qué antigua!
Ayer nomás, volvía del kiosco a medianoche, mientras unos muchachos en la esquina pegaban carteles: “El 11 de marzo, todos a Huracán: Cristina. Nunca menos”. Sonreí (emocionado, obvio), mientras palpaba en la mente la certeza que mora en estas palabras: “Se lanza nomás”. Asentí empático a uno de los compañeros y le dije: “¿El 11 entonces? Vamos”.
Él cabeceó impasible otro sí.
Pero todos sabemos ya cuál es el camino. Y después, que la gente decida quién es el más adecuado para aplicar las políticas, pero ya todos sabemos adónde queremos ir.


PD: salgo en bicicleta y leo en una esquina: "La alegría es contagiosa. Entonces ganará". Y, les juro, en la esquina siguiente, mientras esperaba la luz verde, se me aparece él, Diego Capusotto. Listo, vamo' al corte.
Día peronista, alegría para todos.


(En cursiva las palabras de Cristina, sin comillas, porque las cité de memoria. Sepan disculpar entonces errores propios de mi índole, y, si les cabe, leer a Liliana Bodoc, quien me enseñó el uso de la palabra "índole" en Presagio de carnaval.)