24 junio 2007

Disculpá la franqueza (Oleup VI)

–Por ejemplo, vos (y no te pido que confirmes ni que niegues nada de lo que te voy a decir: es lo que sé y lo que creo), vos viniste acá buscando algo excepcional, algo tan intenso y elocuente que confirmaría todas tus opiniones, todo tu saber –hipotético y real–; y si pudieras escribir algo sobre eso, mejor. Algo como tener la posta (y llegar a publicarla) sobre el caso Dalmasso y sobre toda la farsa que lo borronea. Y está bien, es una elección como cualquier otra. Otros persiguen la beca, otros un puesto de mando, otros un puesto de vigilancia. Y todos pueden ser bochornosos si no tienen un objetivo íntimo. Pero, comentarios al margen, vos la viniste de perseguidor y terminaste encerrado. ¿Qué te pasó? ¿Un acto de violencia manifiesta? Un poco: dos tipos sin testigos en un sendero del bosque. ¿Y de tu parte? ¿Alguna defección, alguna resistencia a tu propia violencia? Tal vez, casi seguro. ¿Y ellos te golpearon, te torturaron?
–¡Pero podría haber sido! –interrumpí, indignado por las derivaciones que iba infiriendo de sus palabras.
Podría haber sido, imposible negarlo, pero digamos que preferiste no indagar demasiado los límites. Y después de todo, todo estaba dispuesto como para que te entretuvieras: diarios apenas viejos, libros, un poco de internet, las tres temporadas de Lost... Para quien no persiga consecuentemente, enfermizamente si querés, la libertad, o para quien no imagina utilizarla más que para hacer eso que tan gentilmente te ofrecía el encierro, la situación estaba dada para hacer la plancha y ver qué pasaba. Y no está mal: a veces hay que desensillar hasta que aclare, ¿no? Claro que algunos siguen de largo hasta el mediodía... Y ojo –me atajó–: jamás me opondría a que alguien duerma mucho. Pero bueno, cuando te despertás tenés dos opciones: o te despabilás o te disponés a seguir durmiendo. Y vos viniste por la gloria y terminaste en Devoto. Así que, colijo, dormiste.
»Disculpá la franqueza.
Yo asentí, y supe que con ese gesto también se me iba una aceptación: en los siguientes minutos, sería todo oídos.


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