07 junio 2007

Con el resultado puesto, cualquiera opina


Sin bien la paradoja me subleva, ante todo la verdad: como muchos, estoy sorprendidísimo por el previsible triunfo de Macri. No así por el segundo puesto de Filmus. Constataciones: a) Macri tiene un piso alto, compuesto por ricos que saben lo que les conviene y muchos otros (ricos o no) que lo apoyan por su desideologizado sentido común; b) Alberto Fernández tiene gran capacidad para promover candidaturas sustentables.

Es sabido: hay quienes jalan los hilos y son comparativamente pocos. Para ellos, el estadio superior de la democracia capitalista es el gobierno fuerte con un megamuñeco en el rol de jefe político. “Mega” describe más a la estructura que sostiene al muñeco que al muñeco en sí. “Muñeco” se sabe qué es. George W. Bush es el ejemplo más notorio. No puedo ignorar que “muñeco” suena un tanto peyorativo o altanero, como decirle a alguien “paquete” o “siome”. Pero más allá de la innegable antipatía que me generan los “megamuñecos”, no es mi interés ningunearlos sino reconocer sus condiciones de posibilidad.

Filmus declara que irán por los votos del Pro. Leo y digo “cualquiera”. A priori, parece imposible que una persona vote a un candidato en primera vuelta y luego le quite su apoyo en el ballottage. Pasada la primera desorientación, comienzo a oír un susurro un par de explicaciones de manual: a) a ciertos votantes de Macri se los puede convencer de cualquier cosa; b) empieza la campaña sucia. Alguien me avisa: en la Villa 1 11 14, el voto a Macri se cotiza 30 pesos. En tal caso, ir por los votos del Pro sería hacer una propuesta (económica) mejor.

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