30 octubre 2006

Libertad de empresa / Libertad de prensa

Los llamados “réclames” abrían el camino: por tales se entendía una noticia, al parecer independiente del editor, pero en realidad pagada por él, con la cual en la sección de redacción se hacía referencia a un libro para el que en el mismo número o en el de la víspera se reservaba un anuncio. Ya en 1839 se quejaba Sainte-Beuve de su efectos desmoralizadores. “¿Cómo se puede condenar en una “sección crítica” un engendro sobre el que dos pulgadas más abajo leemos que se trata de una maravillosa obra de nuestra época? La fuerza de atracción de las grandes letras del anuncio, por cierto cada vez más grandes, lleva la delantera; representa una mole imantada que trastorna la brújula”. Los “réclames” están en el inicio de un desarrollo cuyo final es la noticia de bolsa en los diarios pagadas por los interesados. Es difícil escribir la historia de la información por separado de la de la corrupción de la prensa.

"El París del Segundo Imperio en Baudelaire", Walter Benjamin, 1938.

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