Hace un rato terminé de leer por completo el blog de Evelyn (http://mosquitodragon.blogspot.com/), que en ocasiones me hace reír con ganas, otras me deja pensando, otras me coloca en sus climas (el relato de la melancolía-saudade lo maneja con precisión) y otras me informa en qué anda su vida, claro que con referentes encriptados.
Decidí leer su blog, primero, porque me lo dijo y luego me lo recordó; segundo, porque me dio curiosidad. Empecé por algunas entradas actuales, pero después me pareció mejor comenzar por el principio (cuando estoy de buen humor prefiero lo exhaustivo). Así que, desde junio/agosto del año pasado, llegué hasta este abril redundantemente otoñal.
Tiene una entrada en que dice que escribe, básicamente, porque se la hicieron creer. Sea Jony sea Fernando (¿?), una serie de personas la convencieron de que tenía “el don de la palabra”. Yo sumé un comentario en que más o menos le decía que no sólo ese, sino que también tenía el don de convencer a otros de que también tenían el don de la palabra. Era fácil para ella: “Sos talentoso”. Ese fue mi caso. Antes ya había escrito mis textos, pero, hay que decirlo, fue ella la que me acicateó para que, ya que había retomado, continuara. Fui feliz por un rato y fue el último de los cuatro períodos delirantes que tuve en mi vida. Terminó en un delirio de pantalla ancha.
Hoy, con la tramposa visión retrospectiva, no logro precisar qué falló. Finalmente nos distanciamos, me fui, desaparecí: “No estoy a la altura de las circunstancias” me dije, y fue mi dictamen. No sé si por no estar a la altura de su juicio estético o por la desesperación que me causaba desconocer por qué la realidad me era tan ingrata, si por la falsedad de su juicio o por mi falta de voluntad. (La realidad “me era ingrata” también por otros motivos, pero que no vienen a este caso.)
Hoy, con la diferida e incierta eficacia de los proyectos, tengo en mi mochila saber que para escribir sólo hay que estar a la altura de una sola circunstancia: la convicción de darnos algún tipo de sentido. En lo que a mí respecta, doy por reiniciado el posteo en este blog, el ladrido responsable de los perros que luchan por su libertad (o al menos por su sentido).
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