Cuando ya nos habíamos repuesto del estupor porque Lavagna, en tanto peronista, sea el último candidato presidencial por el radicalismo -y así le diera una segunda vida al centenario partido-, el propio muchacho resurge con esta "declaración":
De modo tal que, con perfecta liviandad, un candidato perdido -un tipo que hace tan sólo 28 meses cosechó millones de votos- anuncia premonitorias pérdidas de la patria. Para el economista-estadista, el pasado se pisa y el futuro se pierde.
Pisado y perdido como el Cobos expulsado de por vida de la UCR, que ahora vive su segunda vida como principal precandidato presidencial por el partido que lo había expulsado, el mismo partido con el que Elisa Carrió rompiera definitivamente en el pasado y con el que, ahora mismo, estaría dispuesta a romper por segunda vez.
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