Durante "todo lo que tuvo que ver con el debate por la 125" había sido bastante impresionante el silencio reinante en los medios sobre el tema glifosato.
Hoy La Nación dedica una nota al asunto.
Sin embargo, "las repercusiones de un estudio sobre los efectos de un herbicida" no están ni siquiera levemente contrastadas con alguna visión de salud pública, sino que más bien se trata de la opinión de los distintos sectores productivos sobre el retroceso que su prohibición causaría. Como si la pérdida de la salud de la población no fuera un retroceso, ¿no? Lógico.
La alusión a la demanda presentada el pasado 15 de abril por la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, en la que se citan los estudios en que se basa, concluye en que nadie tuvo acceso a esos estudios, y aparentemente sería por ese motivo que de los efectos sobre la salud no se habla, o más bien sólo se mencionan "presuntos trastornos".
Por otro lado, la nota nos presenta una nueva oportunidad de abonar la retórica bélica en que se enmarca cualquier acción que pretenda "tocar" lo que fuere del establishment agrario.
Esta vez, la "mecha de la bomba la encendió la Aadeaa".
Por último, confieso que me hace cierta gracia la mención a "volver al pasado", porque quitando lo relacionado con el progreso vinculado al aumento del rendimiento, no creo que haya nada que le gustaría más a este campo que volver en el tiempo.
En fin, vean El mundo según Monsanto, el documental de Marie-Monique Robin.
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