Estoy pensando en una saga crítica sobre publicidades. Creo que la llamaré “Avasallando al soberano”. Porque, tomando como referencia la preceptiva sarmientina de “Educar al soberano”, la función de la propaganda consiste en moldear al ciudadano hasta convertirlo en consumidor, hasta que deje de ser un hacedor político transformándose en un comprador mercantil. Este pasaje que va desde el hacedor hasta el consumidor es un proceso de enseñanza, de avasallamiento, de hacer vasallos.
Creo que la primera será sobre la propaganda de Personal, esa que con un cinismo a toda prueba predica: "Que la comunicación no nos incomunique".
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