29 diciembre 2010

Hace calor

Ayer conversábamos con Malala sobre si el gobierno debía o no dar la cara por los cortes de luz. Terminamos discutiendo. (Unos veinte segundos: hace calor.)
A mí me parece que si el gobierno sale a hablar ante los micrófonos sobre todos los incendios que prende la Contra, terminará pareciendo un bombero y, lo peor, insinuando que el país se incendia.

“Los incendios que prende la contra.” No lo digo paranoicamente, en serio; sino en el sentido del prende y apaga: un juego de una realidad binaria en el que sólo se pondera una parte (la que menos favorece al Gobierno).
Por ejemplo, últimamente:
* Millones de personas con déficit habitacional, unos miles que ocupan y unas patrullas nocturnas que balean por aquí y allá, apoyadas por “vecinos de la ciudad”.
* Un transporte público con puntos deficientes, reclamos gremiales en una interna sindical caliente, con cortes de vía y treinta muchachitos que la emprenden contra la policía;
* Un montón de grados de temperatura, otros tantos “vecinos de la ciudad”que Protestan Contra el Apagón, y para colmo lo hacen quemando gomas.
Hay que enfocarse, gente: no todos los problemas se encaran igual ni se resuelven igual, aunque hay que resolverlos todos.

Claro que en general la Contra Prende en lugares donde ya hay un colchón de hojas secas (de diarios viejos o yuyos). Sin embargo -aunque tal vez sea yo- no recuerdo haber leído de la Contra nada serio (datos duros, proyectos) ni sobre el déficit habitacional, ni sobre la rearticulación e innovación del sistema de transportes de nuestra megalópolis, ni sobre cómo anular los rigores de nuestro solsticio de diciembre ni el rigor mortis de nuestros zombis que prenden gomas en medio de barrios con 35 grados y sin electricidad.
Y sin embargo son problemas graves, radicales (el verano en sí, no tanto), que deberán ser tratados rigurosamente (casi tanto como el de la seguridad), porque no sólo serán temas de campaña en general, sino también de la que será nuestra plataforma política, nuestro proyecto, nos guste o no.

Y para que finalmente se vaya Macri, hay que dejar de pensarlo como un idiota, así como también a la gente que lo apoya. Seamos claros: no existen tantos idiotas. (Y si sí, ojo: a hacerse cargo de nuestra propia idiotez, porque somos hijos de nuestro tiempo.) A los irreductibles que piensan que sí que son todos unos idiotas, les pediría que lo conversen con ellos y les encuentren a los vecinos algún tratamiento diferencial que excluya el encierro y el exterminio simbólico.

Ojo que Cristina tiene que dejar la presidencia dos meses antes de cumplir 63, y todavía es muy joven para hacerlo. Antes, hay que ganar elecciones.

4 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

La agenda del Macrismo es clara. Sigue apuntando a los prejuicios de sus votantes y de los enojados.
¿Qué hacer?
Ser más rigurosos, más serios, más prospectivos.
Y tener la astucia suficiente para desactivar las operaciones que se avecinan.

Ariel dijo...

Así como no debemos comernos a los caníbales, tampoco debemos crispar al crispado.
Al crispado hay que entenderlo, e incluso decirle "vecino", no "crispado" (así como al careta no har que decirle "careta").
Decirle que muchas vaces ha pasado de quedarse sin luz un par de días en turnos rotativos, o no llegar a tiempo al banco, o comerse una hora de cola para cargar nafta. Y hay que decirle que los Entes Reguladores intervendrán en la materia.
Y si no, decirle que peores cosas hemos pasado todos, que no es para tanto. Creo que a eso se le llama correr al loco para el lado que dispara. Intervenirlo. Si lo chuceamos es peor.

Y lo de adelantarnos a las próximas... más difícil, más de la dirigencia. A mí me parece que será improbable adelantarse a todas las zancadillas y tackles que van a tirar. Son muchos los poderosos que están al acecho, en pos del paso adelante. Porque saben que si no viene el paso atrás, y eso no lo quiere nadie. Por ejemplo, yo no creo que las transnacionales exportadoras de granos quieran que gane Cristina.
Entonces el tema está en encontrar cierto equilibrio simbólico: algo así como "el gobierno está para cosas importantes" y regular desde ahí. El déficit habitacional es algo importante; la falta de suministro por unos días de electricidad y nafta, no tanto, a menos que se repita. Si se repite, tabla a las empresas. O programas a mediano plazo.

Nosotros, desde el llano, debemos tranquilizar a nuestros congéneres y, si es posible, esperanzarlos, apuntalar ese modo de ver la realidad. Descrispándonos.

Yo empiezo con un abrazo a todos los mendocinos, empezando por vos, Dormi (¿o estoy metiendo la pata?).

José Pepe Parrot dijo...

No no, ninguna metida de pata. Mendocino soy, aunque me vine pa Buenos Aires. Y me fui de capital antes de que me echara Maurizio Awada de Macri.

Anónimo dijo...

Por suerte la semana de los cortes estuve parando en uno de los mejores hoteles en texas, que tuve que ir por trabajo. La verdad me salve!! De todas formas, me parece que se tiene que solucionar rápido esto, no??