Dejo de internetear y prendo la tele para ver cómo va el partido. La espectacular presentación de la estadística eleccionaria de nuestra tecnodemocracia capitalista. EL DATO (hasta el momento): 215 millones de votantes, sesentaitanto por ciento del total. Me atrae ese evento, por el alcance de sus implicaciones. Y después me azuza la duda: ¿Por qué no lo informaron antes, algo después de concluir el proceso de registro? Porái está legislado su secreto hasta después de las elecciones. Y me alegro. Pero no, mejor dicho: siento que estaría feliz de saber fehacientemente que esa información es verdadera. Pero la cagada es que es imposible. Para colmo hace siete años dijeron que las torres colapsaron por fuego. Yo, el paranoico, les creí. Y años después, me avergoncé. En parte por haber olvidado cuestiones básicas de física, cosas que sabía cuando estaba en tercer año, como movimiento rectilíneo uniformente acelerado (p.e., la caída libre) o resistencia de materiales.
Y sin embargo, tal vez, digo, quizá, se mueva. Se muevan. Al menos se hayan movido. 215 millones de personas. Aunque no se sepa dónde irán (a Irán no, ¿no?), lo cual es su principal cualidad y potencia. "Ojalá", dijo el musulmán, invocando a uno de los pocos diosos en actividad.
Al margen: vi mucha direfencia entre los porcentajes de los candidatos en muchos estados. En Virginia están 50 a 49 por B.O.. Sintomático el empate allí donde mora la CIA y otras personas, que habrán desensillado hasta que aclare o que bien estarán en frenético trajín por antagonismos precedentes y trascendentes a esta elección.
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