En el calor de una noche del verano 02, llegué a tener el siguiente sueño: estaba pagando en la caja de un autoservicio chino, ubicada sobre la frontera interna con su verdulería (siempre atendida por un autóctono); en eso veo a Duhalde –en aquel momento en ejercicio de la presidencia– sentado sobre un cajón de verduras. Oníricamente sorprendido, casi tanto como cuando me encontré (despierto) a Capusotto en La Catedral, sólo atiné a preguntarle: “¿Y? ¿Se divide el peronismo?”. Eduardo Duhalde arqueó las cejas, frunció la frente, proyectó su mentón hacia arriba y, apretando labios y dientes, no sin convicción me respondió: “Veremos”.
Aún hoy sigue repercutiendo en mí ese sueño: nunca antes, ni dormido ni en vigilia, me había parecido tal ruptura una alternativa a evaluar (y si después lo pensé, en cierta medida se debió a esas imágenes nocturnas).
Es probable que esa ruptura no se manifieste nunca como tal, al menos no con un gobierno peronista al mando del país. El Partido Justicialista no se quebrará en lo próximo porque es la única estructura (política) con inserción, no sé si en cada rincón, pero sí en cada cruce de caminos del territorio nacional. Sin embargo, son hechos actuales sus pujas internas y sus hipotéticos desgajamientos. Sin ir más lejos, Santa Fe (la abuela de todas las batallas) se dirimirá entre Spinozzi (jefe del bloque del PJ en el Senado santafesino, aliado a Reutemann) y Rossi (jefe del bloque de PJ en la Cámara Baja nacional, aliado al kirchnerismo); mientras tanto, en muchos lugares de la pampa húmeda se juegan disputas entre los peronismos locales realmente existentes.
La puja dentro de la estructura justicialista no da para pasmarse, ya que para eso están las estructuras en una democracia: para que los consabidos conflictos se resuelvan dentro de sus límites.
Por mi lado, espero que dicha puja interna –partidariamente necesaria, por otra parte– ni desestabilice al gobierno ni sea la única lucha que este gobierno efectivamente dé. La capacidad de mando es un medio y no un fin. Pensar lo contrario, sería hacer la plancha, sería escindirse más de ese pueblo menesteroso al que el gobierno kirchnerista sostiene defender.
Ahora hay conferencia de prensa. Veremos.
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