16 marzo 2008

Yendo de casa al trabajo y de Capusotto a Palau

Diego Capusotto según Rolling Stone

El viernes pasado fui a La Catedral para festejar el cumpleaños de mi amiga Luz. Hacía rato que no iba allí, así que en parte me asombró lo cambiado que estaba el lugar, si bien conserva su clásica entrada de tugurio y sus oscuras escaleras-pasadizos, ya arriba, su salón está dispuesto para satisfacer a la folclórica gringuería y el vegetarianismo consuetudinario. No está mal de todos modos; al menos se puede fumar y fumar, como en los viejos buenos tiempos de aquella Buenos Aires festiva previa a Ibarra y Macri.
Mi asombro se completó antes de entrar en el ámbito. Parado frente a la mesa de entrada, medio perdido por desconocer el protocolo, le digo a la recepcionista: “Hola...”. En eso noto que a mi izquierda había un cabello menos enrulado que revuelto que me causaba cierta gracia inconsciente. Lo miro apenas, casi de soslayo. “Hola...”, le repito mi demora a la recepcionista. Y ahí caí: volví a mirar de frente al sujeto y vi lo que suponía encontrar. Era Capusotto. Me reí –no pude evitarlo– y, casi para justificar mi impertinencia, le dije: “¿Qué hacés? ¿Cómo andás?”. “Bien, todo bien, loco. ¿Y vos?” “Vengo al cumpleaños de Luz”, fue tanto mi respuesta para él tanto como la continuación del intercambio con la recepcionista.
Un rato después cayó Santaolalla.

Hoy domingo fuimos al trabajo con Malala. La inminente salida de una nueva revista femenina en medio de un cierre general para el resto de las revistas que se preanuncia agitado fue el motivo de la excepción a la regla. Raro todo. El espacio de trabajo, casi desierto, con algunos sujetos –como yo– en short y camiseta, me resultó tan familiar como siniestro. Y aun así, su parque a pleno sol, invitaba para la ensoñación de creer que ese jardín, ese roble, esos álamos, en alguna medida me pertenecen. Y no es mentira.

Mientras tanto, en Buenos Aires, otra hora comienza. La hora 25, con el correspondiente desembarco de Palau y su tufillo a “la continuación de la guerra por otros medios”. Va a estar bueno Buenos Aires, ta bien. El tema es cuándo. "Y, Mauricio... calculale un fangote así de grande..."

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