
"Debemos ocupar espacios en la política y no dejarlo en mano de los marginales". "Los marginales", es de suponer, en el discurso de esa clase dirigente y propietaria, hace metafórica referencia, cuando menos, a los representantes del kirchnerismo y, cuando más, a todos quienes no sean ni propietarios ni dirigentes. Por otro lado, cabe imaginar qué ánimo alienta el juicio de Biolcati hacia los marginales, los reales, los indigentes y todos los otros malvivientes. ¿Será garantista Biolcati o cabe más bien en el perfil del gatillo fácil? Son preguntas de blogs, todos tendenciosos, claro, no como la masiva prensa libre, que es capaz de promover el tipo de soliviantados chistes del New York Post.
Mientras tanto, Strauss-Khan anuncia el advenimiento de un segundo crack financiero, María Esperanza Casullo teme por los rasgos que va adquiriendo nuestro presente, los porteños con altos estudios se informan más por internet y algunos se lamentan de que los granaderos no hayan acompañado a Cobos a Yapeyú para rendirle tributo a su muerto más ilustre. Berlusconi, por su parte, días después de decir que los vuelos de la muerte fueron unas bellas jornadas, legaliza patrullas populares: civiles en principio no calzados que la van de canas.
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