Llego a la oficina y queda un poquito de café en la cafetera. Me lo sirvo. Doy una vueltita y me voy a conversar con mi jefe. Él mira mi vasito de telgopor y me pregunta si le llevo un café. Le digo que no hay más, que si quiere el mío. Mientras en un microsegundo pienso en que acaso el tipo sea un caballero, me doy cuenta de que no porque me dice "gracias" y se queda con el vasito.
Ningún caballero, un jefe.
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