06 diciembre 2007

Lo malo y lo feo (lo bueno te lo debo)

Es sabido: si de prohibiciones programáticas hablamos, una especial celdilla de tal planilla de cálculo está reservada a la propaganda. Que tal discurso es necesariamente mentira (o, socialdemócratamente dicho, “necesariamente es una no referencia a la realidad cotidiana de sus consumidores”) lo sabe todo el mundo, al menos todo aquel que se haya puesto a pensar qué es y para qué existe la publicidad. En virtud de lo dicho, la campaña más odiada últimamente por mí es la de Sprite y su “las cosas como son”, ya que básicamente se dedica a decir: “Sos un gilastro. Por suerte podés tomar Sprite”.
De modo que, si de detestar ideológicamente algo hablamos, no hay propaganda que me guste. Pero a veces hay ejemplos (“acciones” es la palabra elegida por los gerentes de marketing) que se van a la mierda, por toda su intrínseca fealdad, y por las consecuentes contradicciones que ella genera en el interior del spot. Así que, señoras y señores, sin más ni más, con ustedes, lo que es para mí la peor propaganda del año, lejos:
La foto la tomé de sabadoalas9.wordpress.com, cuyo último post hasta este momento es un instructivo sobre cómo divertirse con cinco pesos (y ojo: ¡ sin gastarlos!).

No hay comentarios.: