10 agosto 2011

No, gracias; recién tiré

El tongo con que sostienen su poder las grandes corporaciones financieras consiste en multiplicar su alcance y expandir su propio volumen. Al principio, era su volumen de acreencias y de deudores. Pero en 1973, ya liberados del grillete de oro, desarrollaron otros productos; por ejemplo, los paquetes de deuda. El glamoroso riesgo del apalancamiento tuvo a su vez su correlato (económico-político) en las mayores corporaciones mediáticas (del australiano Murdoch al argentino Magneto, pasando por Turner, el yanqui neto). En realidad, toda corporación financiera o industrial tendió a beneficiarse, a expensas de lagente, el pueblo, al que están destinanados actualmente los siderales ajustes.
El tongo funcionó como la venta de cigarrillos. Al principio, hasta los 60, decían que hacía bien; después, lo vendieron con un toque de distinción. "Bueno, no, no hace bien. (En realidad puede matarte.) Pero decime si no queda bien. ¿No vas a aceptar ese riesgo?"
¡Enfisema!

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