30 junio 2010

A sus plantas, rendido

Falta para el partido.
Imagino que ganaremos.
No porque tengo motivos para hacerlo ni porque no me resulte lógica una final Brasil-Alemania, sino más bien porque me place, y así prefiero vivir la marginalidad de no cortar ni pinchar. En definitiva, no veo el beneficio de temer una derrota en vez de desear una hegemonía sudamericana en semis, o eliminar a España.
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España, un tema controversial.
¿Por qué la tirria de los que gozan sus caídas?
No disfruté la victoria de Suiza en Durban: me da vergüenza compartir alegrías con el Estado suizo; pero ayudó a corroborar todo lo inapropiado de decirle “La Furia” al combinado español.
Por otro lado está su odiosa cobertura deportiva, por ejemplo la del diario Marca, pero tampoco alcanza para desearles la derrota contra el Portugal de Cristiano Ronaldo, la primera estrella mundialista virtual; sería como despreciar nuestra selección, maldecir nuestra nación o rechazarnos en pleno a todos nosotros sólo por una tapa de Olé (ponele, “Que vengan los macacos”), o incluso cualquiera de Clarín.
Diré en principio que mi bronca contra la Madre Patria en algo se parece a la que supe tenerles a mi viejo, a la exitosa claudicación menemista y a sus sangrientas postrimerías modélicas (1998-2001). Dicho de otro modo: me jode España porque ha olvidado a su Buenaventura, los mejores frutos de su trágica primavera, por la impune hipocresía con que cubre los crímenes de y con el Generalísimo, y porque se acostumbraron a los efectos de inyectarse millones de euros compensatorios durante más de una década, al punto de que el PSoE recorta con mohínes lo que le PP cercenaría con más bríos y razones, y porque no tienen más alternativas por el momento que seguir explotando los recursos de ultramar de la Banca Real, como YPF, Telefónica o el Banco Copa Libertadores Santander.
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Ahí está, me acordé.
Nos habíamos sentado Malala y yo, recién llegados a Montevideo, en uno de esos bares enfrente de la terminal de micros, y lo primero que escuché de la tele por Fox fue una publicidad del Banco Santander que pretendía apropiarse de la tradición futbolística americana sólo por ser el principal patrocinante de la Copa. Recuerdo decir algo así como: “¿Somos? ¡Qué gallegos caraduras: dicen «somos»! Ganen un mundial y después hablamos”.
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Sin embargo, el gol de Villa contra Portugal fue producto de un fútbol sutil. Así que si logran ganarle a Paraguay, me encantaría ver un Argentina-España en que ganare el mejor.

4 comentarios:

Gonzalo Agustin Sueiro dijo...

muy de acuerdo, aunque padecí el toqueteo sin profubdidad de españa, prefiero jugar contra ellos, no porque me joda la madre patria (?) sino por el juego asociado. Argentina puede jugar mejor contra un equipo que trata bien la pelota y no contra uno que propone fricción. deseo la victoria, para la derrota siempre hay tiempo. por ahora la alegría no es solo brasileña.

saludos

Ariel dijo...

Y lo bien que hicimos, Agustín. Si hubiéramos esperado a ganarles a los alemanes, ni siquiera lo hubiéramos pensado.
Nos ganó la mejor selección del Mundial y nuestros delanteros no tuvieron su mejor partido ni sus mejores asistidores.
Igual, a mí me gusto en líneas generales la Selección. La única cagada es que no tengamos otro medio como Mascherano, uno zurdo en lo posible. A Masche casi le alcanzó para cubrir solito el medio; con otro más con su talento (físico y conceptual del juego), tal vez el esquema de Maradona pueda progresar. Claro, si lo dejan seguir al Diego y o si al menos bancamos la continuidad de un estilo.

Abrazo y fuerza, ahora que vuelve la realidad política a imponer sus tiempos y agenda.

Ariel dijo...

Nadie te dice Agustín, ¿no? Se me chispoteó.

fd dijo...

Ariel, los resultados hablan por sí solos, el fútbol es, fue y será impredecible. Eso no quiere decir que todo sea azar ni que los partidos estén arreglados o no. Simplemente es así el deporte, así de anímico, así de simple y complejo a la vez. No existen propiedades transitivas ni elucubraciones plausibles a la hora de poner los pies en el pasto y echar a rodar...
Un juego hermoso con un negocio enorme por detrás que por suerte, el negocio en general, casi no se ve afectado porque ganen unos u otros y eso le permite al fútbol subsistir en su práctica más allá de los resultados.

Perdió Alemania, y pareció como si hubiesen salido a la cancha sugestionados por el "pulpo", de locos, pero eso parecía... ¿es negable?, si, pero ¿le importa a alguien? A los alemanes, supongo... Los que realmente disfrutaron, son los ibéricos con un buen pulpo a la gallega...
Que tengo que ser sincero, lo hacen exquisito... Igual no me quito de la cabeza la imagen de los jugadores alemanes con la camiseta negra, parecían de las SS.
Escalofrío me da...
Por último ¡Gracias Diego!