... como se vuelve siempre al amor?
No sé.
En todo caso, le choreo la fórmula a Lucas Carrasco, y gloso digitalmente la nota para Clarín de Ezequiel Burgo, el tipo que, parece, ahora sí, y después de tanto
buscar, la tiene clara, y que sabe como la mismísima Concha de Dios.
La Argentina causa irritación en el mundo (en Mali, incluso). Así lo transmiten a diario
funcionarios, empresarios y académicos ("el mundo" se compone sólo de –o es entendido sólo por– "funcionarios, empresarios y académicos") cada vez que un compatriota encara a
algún experto en un rincón del planeta con la famosa pregunta (¡Porque nos conocen en todo el mundo!) “¿y cómo ve a la
Argentina?”.
El país carece de una historia
interesante para contarle al mundo. (El nuestro es, claramente, un problema de relato) En los ochenta la novedad era que la
Argentina tenía una de las 34 democracias del mundo. Y en los noventa cautivó
la atención con su apertura de la economía. (El Ranking de Relatos privilegia la "modernidad" del
tema más que la entidad de su sentido)
¿Pero hoy? ¿cuál es la novedad? (Obvio, la novedad hoy es la inconvertibilidad del peso, probablemente en pos de
la inversión del excedente en el mercado interno. ¿Mala mía o no es una novedad?) La Argentina consiguió ayer (después de añares de planificación kirchnerista en pos de lograr una "moción de censura") ser el
primer país en la historia del Fondo Monetario en recibir una moción de censura
por elaborar y publicar estadísticas “inexactas”. (Según el término que utilizó el Directorio en su
escrito). (Evaluamos a la bicentenaria Argentina bajo la luz del patrón FMI, residual de la segunda
posguerra, sumido en un carnaval de estadísticas amañadas, empezando por las de
las calificadoras de riesgo. Sí. Es una opinión como tantas otras.)
Quienes entienden de finanzas internacionales (no lo digo "yo"),
recorrieron los pasillos del organismo y negociaron con sus funcionarios,
coinciden que el Fondo Monetario Internacional no
expulsará a la Argentina del organismo por lo del INDEC. (¿Y por qué querrían hacernos eunucos de China? Cambiamos de collar –con un dueño que, por el momento, te
alimenta– y seguimos proyectando nuestro futuro según el humor de nuestro
prestamista de última instancia que hace añares que no nos presta.) Pero sí coinciden en que, lo de ayer,
resultó un tirón de orejas. (ACLARACIÓN:
la idea de la "moción de censura", según los entendendidos, se corresponde con un simbólico "tirón de orejas". Tal vez no se entienda si no sos
un entendido.) Y que el
dibujo de las estadísticas se convertirá en un chiste internacional. (Seremos, los argentinos, a
los chistes de transgarcas de las finanzas lo que los gallegos a la chistología
porteña. Otra gran encrucijada.)
Yendo un paso más allá (dale, sí, por favor), el economista Eduardo Levy Yeyati (sí, mejor citalo a él) tuiteó una reflexión interesante sobre
qué gana el Gobierno con el actual INDEC: “Lo que ahorra por dibujar el IPC es
poco: sólo intereses de un stock pequeño que vence de otros años”. (Puede. Parece más una premisa que una "reflexión",
pero puede ser.)
En 2007, cuando comenzó la intervención
del INDEC, el 40% de la deuda pública documentada estaba denominada en pesos y
se ajustaba por CER. ¿Quiénes tenían esos papeles? Inversores que habían
aceptado entrar al canje, las AFJP y, básicamente, el Banco de la Provincia de
Buenos Aires con los títulos que recibió por la pesificación de las deudas
provinciales (Bogares). (Es
UN dato. Ta bueno. –¿Es cierto, no?–)
Para Levy Yeyati (no lo digo yo...) el
ahorro fiscal de la intervención del INDEC fue muy poco si se tiene en cuenta la mayor
parte de los títulos hoy están en manos del Estado. (Y No se entiende porque está mal escrito. Tal vez sea por la cuponera de Néstor-Lavagna, que nos cuesta 3.500 millones si
nuestro PBI crece más del 3,26%.).
O sea, la manipulación de las estadísticas que hizo el
kirchnerismo tuvo, entre otras consecuencias, el engaño de que la Argentina
“ahorró dólares”. (Pero pará:
es que se ahorró dólares. De hecho, si existe aún hoy un goteroeneo desde el sistema bancario hacia vaya uno a saber dónde de 220
millones de dólares por mes es porque existió un ahorro)
La novela del Fondo, como casi siempre sucede, no
cambiará la vida del ciudadano de a pie. (Mirá que la novela del Fondo es larga, y más bien generaron casi siempre muchos y malos cambios en el ciudadano de a pie.)
Mañana será otro día. La soja seguirá
creciendo, los precios internacionales se sostendrán y la economía, en 2013,
probablemente crezca más que en 2012. (a) Sí, la soja seguirá creciendo –muy probablemente los precios
también– b) y las economías Unidas de Sudamérica también. Pero la nuestra, que
no creció tanto como la peruana, continúa industrializándo, no como la peruana,
que se reprimarizó, como otras de Sudamérica en estos últimos años.)
El Gobierno, de cara a las elecciones, se topó con el enemigo perfecto. (No, no, no: el enemigo perfecto son siempre los tiempos, los
nuestros, los globales; si sos un Roosevelt, estatizás el oro en manos de los
estadounidenses; si sos Cristina no te da hacer lo mismo con los dólares en
mano de los argentinos... No te da, aunque lo desees, y lo consideres, con razón
para mí, completamente lógico.) El FMI, que goza de una imagen por el
piso por su actuación en los 90, le propinó (solo)
un tirón de orejas a una economía que prescinde de sus créditos y de su
asistencia. Eso sí, con una novedad. El Fondo le dice al mundo: la Argentina
miente. (¿Viva el Fondo? ¿En el Fondo somos todos
buenos?)
Lo que se dice: una nota (de opinión) con un solo dato (leído en Twitter, para más precisiones).