27 diciembre 2015



















Tal vez, en el sofocón de un fin de semana de entre Navidad y Año Nuevo, pareciera que el tsumani macrista ya dejó de hacer daño. Pero pensemos que sólo pasaron 50 horas desde que la Policía Federal desalojó por la fuerza a los empleados de un ente autárquico y, sobre todo, que faltan tres meses para que el conjunto de los argentinos −cuando empiecen a definirse aumentos de AUH, jubilaciones y paritarias− perciba el trazo estabilizado de este primer año macrista.
Entre las viñetas de Quino, las primeras configuraciones que emergen de mi mente ante el Estado de Excepción Macrista.

26 diciembre 2015

Tercera semana en el Estado de Excepción Macrista

Veo en nuestra habitación un ejemplar de Las constelaciones oscuras. Gran título, para mí que no lo leí...: me lleva el concepto cisne negro a otra escala.

Pero recuerdo pagarlo, en este fin de año macrista de mierda, y de verdad que lo lamento.

Pedirlo prestado me habría ahorrado la amargura dejarle 200 mangos a Random House, ese imperio comercial desde cuyas excentricidades algunos autores y autoras basan el discursete de la libertad y la izquierda.

24 diciembre 2015

El subte por sobre todas las cosas (Trayectorias 1)

Llega fin de año y, con él, esos días en que tu hijo ya terminó de cursar salita de 3, pero todavía no consiente que uno nunca deja –hasta que te prejubilan– de regresar al trabajo.
Así que decidí llevarlo al laburo.
Temprano en la mañana lo consulté por el trayecto y titubeó, por supuesto: jamás podría haber entendido cabalmente la consulta. Pero tampoco podía desconocerla por completo, de modo que insistí, para que él decidiera por mí (y yo conocer algo de su régimen de elecciones):
–¿Que qué hacemos, papu? Si nos tomamos el 63 y después el tren en Barrancas de Belgrano o, en cambio, un colectivo, después un subte y después nos tomamos el tren en Retiro.
–No me gusta la parada Barrancas de Belgrano.
–La "estación", se dice.
–No me gusta la estación Barrancas de Belgrano –reiteró ese extremo de su negociación. (Me reconforta reconocer en mi hijo algo de mi lateralidad.)
–¿Vamos a Retiro, entonces?
–Sí, en subte.
–Ok.