30 junio 2006
Siamo fuori (favor de difundir)
Así termina un mail de la agrupación Génesis -graduados de FyL-:
"Esta disposición, claramente discriminatoria, no tiene en cuenta que la mayoría de esos profesores viven de su sueldo universitario, y algunos de ellos no lo cobran desde el mes de abril, con el agravante de que por esta circunstancia la obra social de la UBA les suspendió los servicios médicos.
Asimismo queremos dejar constancia la carencia de valores éticos de algunos de los funcionarios actuales, no sólo por los numerosos nombramientos clientares que han realizado sino por el cuestionamiento que han recibido desde distintos medios, como es el caso del Lic. Carlos Cullen, sobre quien en un editorial del Diario Página/12 se dejó constancias y pruebas que durante su desempeño en la Universidad del Salvador avaló con su presencia el acto en el que le fuera otorgado el Doctorado Honoris Causa al genocida Massera."
Como vemos, siempre parece haber un clásico y nefasto perrero, los laderos del Amo.
Por otro lado, también está diciendo "siamo fuori" toda la cúpula creativa del excelente canal Ciudad Abierta. Otra decisión nefasta de un oscuro personaje con apellido de superhéroe y comportamiento carroñero (¿se entiende que me refiero a Telermán?). Más información, en letra de los propios despedidos, puede leerse acá.
Así que bueh, ahora que terminó el Mundial, nos encontramos con que seguimos encerrados y con que de ese asado que parecía estar haciéndose en Alemania no nos van a tocar ni los huesos.
29 junio 2006
27 junio 2006
¿Cómo juegan ellos?
Sobre ella, de aquí hasta el viernes, las variaciones serán "La esperanza –el aguante– es el mensaje" y, cada vez más cerca del partido, "El miedo es el mensaje". Después de Alemania-Argentina, el mensaje será planto o diatriba o, tal vez, el masaje será la euforia del panegírico.
26 junio 2006
Antídoto
¡Qué alegrón, por favor!
Y a propósito del "grupo" del que habla Ariel acá abajo:
25 junio 2006
Respecto del Mundial (por el lado del "grupo")
La otra cuestión que no hay que olvidar es que el Mundial es un negocio, es decir, una actividad corporativa más o menos arreglada para ganar dinero. Un tongo institucionalizado. Así que, si se corta el circo, se corta el tongo (bah, al principio seguirá un poco, en forma de diatriba, planto o cantilena –según el grupo que venda cada una de las partes implicadas–, y luego desaparecerá hasta dentro de cuatro años).
En este contexto, decimos:
a) Me caen bien los que no miran el Mundial, porque tienen un motivo que no es el más obvio. De todos modos, como decía un cartel: "Si no quiere, no tome, pero no desaliente". Porque, se quiera o no, en un Mundial pasan cosas.
b) Lo decía en el post anterior: Román podría ser el héroe de este equipo, pero sólo porque es la persona destinada a ser el eje, porque ésa su función en el grupo, y cada uno de quienes lo componen han contribuido para estar donde está (menos Mascherano, pero bueno...).
c) Grondona, Julio, le dijo a Niembro que le había dicho a Sorin que los jugadores –los trabajadores del circo– sólo iban a ver plata si ganaban el campeonato, si no nada. Lo que muestra a las claras el estado de las relaciones laborales en este país.
d) Telefe le gana a Canal 13 en las mediciones porque Clos y Niembro son populistas, mientras que Macaya –cada vez más parecido a Pablo Mármol– y Rivotril Bilardo son conservadores. En los estilos difieren del siguiente modo: Clos es prepotente y Niembro, astuto. Macaya es facilista y Bilardo, deíctico (señala lo primero que se le ocurre).
Hasta el próximo viernes no comentaré nada más de fútbol, aunque al circo probablemente vuelva a referirme (me interesa más el circo que el juego, aunque si no disfruto de este aquel me chupa un huevo, me parece puro grupo).
Respecto del Mundial (Por el lado del "héroe")
Todo esto me lleva a reforzar la idea que viene rondando por mi cabeza: si Riquelme jugó estos partidos en un nivel de entre ocho y seis puntos, con Alemania –la primera gran parada de Argentina–, vamos a encontrarnos con el Román de los Boca-River (¿se acuerdan del caño que le hizo a Yepes? ¿y de los goles de tiro libre?), de los Boca-Real Madrid (¿se acuerdan de esas asistencias a Palermo?, de los Argentina-Brasil en juveniles. Es decir, con el Román superlativo.
Él no se cree este circo del que tantos viven, inclusive él. Pero cree en las nuevas situaciones, las nuevas experiencias, en esos momentos en que la vida se abre hacia otro lugar. Recuerdo uno de esos momentos en que él mismo dio otro paso: debía patear un penal contra River, pero para él era el momento precedente al de convertirse en héroe. Metió el gol (después de errar el penal y de desbocarse hacia el cabezazo goleador que aprovecharía el rebote) y, raro en él, no lo festejó con sus compañeros, sino que fue directamente hacia el centro del campo. Así, se plantó –después de un salto– de cara al palco presidencial e inauguró el famoso festejo Topo Gigio, que en realidad significaba "Escuchá, escuchá gil de goma, garca, escuchá qué dice el pueblo". Obviamente, el pueblo gritaba, a rabiar: "Riqueeeelme, Riqueeeelme". Él también festejó rabioso. Había dado el paso, se había abierto: el perro se reconocía como tal, pero ya no el perro ladero, sino el rabioso, el que, en la puerta misma de la jaula, se agita ladrando, mostrando los dientes, ante el desconcierto del perrero (en este caso, el pelotudo de Macri, aclaro para que no se pierda la referencia).
Va(ya)mos por partes
El sentido de esos pasajes está dado por lógicas diversas. La lógica eje de mi semana laboral fue, justamente, el trabajo. La de ayer sábado, el Mundial. Hoy domingo, por suerte, he recuperado mi vida, ese lugar de apertura una y mil veces obturada.
15 junio 2006
La vida te despeina
A veces me pasa que leo o escucho algo que me produce reverberaciones del presente, esto es: una cadena significante me cae como anillo al dedo para explicar algo que me anda pasando; son cosas que puedo saber o no… pero cae la frase y termino diciendo: “Ah, ahora entiendo”.
La explicación viene a cuento de que recién termino de ver Silvia Prieto y, en medio de muchas líneas de diálogo que me sentaron simpatiquísimamente, escuché lo siguiente: “Esa mujer tiene el diablo en el pelo”.
Bueno, así me siento yo estos días: mi peluquero está desaparecido, su casilla de mensajes está llena, aparentemente el celular que tenía ya no existe, me da pánico ir a probar con uno nuevo y la cantidad de clips que necesito para sujetar los rulos está creciendo de forma alarmante.
14 junio 2006
Brujería doméstica
Anoche descubrí con alegría que el control remoto de mi dvd estaba en funciones gracias a equis franeleo que casi desconozco pero cada tanto resulta.
Bueno, esta mañana, mientras daba las vueltas de sacarme las legañas y demases, me pareció prudente cierta compañía musical. Mas cuando fui al living vi el pequeño aparatito gris caído en el piso (de bruces, diría) y sentí un mal pálpito, que no tardé en corroborar al apretar los botones y ver que nada ocurría. Puse un cd cualquiera y lo dejé ser, tomé mis mates, vi mis mails y me fui.
Hace un rato, nuevamente necesité compañía musical y se me ocurrió que lo que tenía que hacer era dejar caer el control remoto "de espaldas", aplicando esa lógica ridícula de, por ejemplo, pérdida y recuperación de la memoria a base de golpes en la cabeza, tan cara al dibujo animado o al Chavo del 8. Con esa idea, me encaminé hacia el living. Cuando decido tirar el control remoto al piso, alguna de mis torpezas habituales, mediante tropezón, casi terminó en caída... pero no, me atajé, aunque no pude evitar que también se cayera el control remoto de la tele. Entonces: desparramo de aparatitos, tapitas, pilas y pilitas.
Recompuestas las partes en sus respectivos sitios, el aparatito andó.
Cosa ‘e mandinga.
13 junio 2006
Sobredosis de TV
Ahora: ¿cuánto más se puede hablar de un partido, de 90, ponele que 94 minutos de fútbol? ¿Cuánto? Bueno, al parecer, indefinidamente.
Es sabido: el Mundial es una peste, un mal endémico. Una enfermedad que coloniza los intersticios del tiempo y del espacio, una verborrea literalmente sinvergüenza que no se detiene ni ante la propia incredulidad de quien habla, una verborragia desbocada una y mil veces repuesta de las mil y una pérdidas de sentido que salen a su paso.
Despilfarro de movileros, corresponsales, enviados especiales, analistas invitados. Ex futbolistas, ex funcionarios menemistas, ex futbolistas actuales funcionarios kirchneristas, ex técnicos, periodistas (¿periodistas?). Periodistas rubios, morochos, colorados, anaranjado incluso, periodistas que tratan bien a las mujeres, periodistas que les pegan, periodistas que se parecen a Pablo Mármol… y palabras, muchas muchas palabras. ¿Cómo hacer cosas con palabras? Ahí tienen, un Mundial.
(¡Cabildo y Juramento! Sólo a estafermos como los programadores de TV y productores de móviles en vivo se les puede ocurrir que allí festeja la gente.)
07 junio 2006
El presente nunca ha sido más actual
Son las ocho de la mañana y tuve un día difícil y largo, muy largo: ya llevo 21 horas despierto, y no termino de decidir si no me pude dormir por la tensión que pasaré a describir o por los efectos de una miel con coca que la verdad es un golazo.
La tensión.
Desde hace una semana, en las redacciones hay un malestar incesante respecto del tema sueldos y carga laboral: no aumentan los salarios pero sí las tareas, es decir, no tenemos ni tiempo ni plata.
Ayer pareció tomar trascendencia –aunque sotto voce– el hecho de que una revista de las que hacemos salió con un error en la portada. Alto garrón. En principio, recordar cuál fue el momento en que me tildé de tal modo, ya que soy uno de los correctores. Después, enterarme de que no fui yo el que corrigió esa tapa. Luego, tomar dimensión del asunto y darme cuenta de que un error en tapa no es un problema sólo para un corrector sino también para redactores, editores, secretarios de redacción y, por qué no, director editorial. Es decir, el organigrama casi en pleno cae en la volteada.
Ayer me reuní con Mariela, amiga mía e hija de un abogado que necesita un asesoramiento lingüístico para un juicio por la sucesión de unas cinco mil hectáreas (es decir, cuanto menos, cinco millones de dólares). Me dijo que cobrara lo que me pareciera, pero que actuara rápido. Además, me deslizó la posibilidad de que haya una veta para explotar en el ramo de los peritajes lingüísticos.
Así que cuando a eso de las tres me quise dormir, no me fue posible porque fui infiriendo que aquel error, que todavía parecía pasar soslayado, en realidad era ya la causa de que ayer se reuniera la plana mayor de la empresa: desde el dueño hasta el secretario general de redacciones, pasando por el gerente general y los encargados de negocios. Tal vez estuviera exagerando con mis inferencias, pero cómo saberlo. Y más: cómo no temer lo peor cuando tal vez deba prepararme para eso, cuando tal vez deba prepararme en general, para todo.
Así que, ante la imposibilidad de incorporar nuevos datos al respecto hasta que hoy vuelva al trabajo, decidí bosquejar el glorioso y nunca bien ponderado plan B. Me levanté, me vestí y abordé el tema de ese chúcaro testamento sucesorio. Di vueltas al asunto, di vueltas un poco más, y finalmente llegué a una argumentación que si bien no es inapelable, al menos permitirá ganar un poco de tiempo y una posición aventajada en el pleito.
Entonces, satisfecho con mí mismo, volví a la cama creyendo que, más apaciguado por hacer menos acuciante cualquier problema que surja en la redacción, podría dormir como un bebé.
Pero no: todavía soy un insomne y además ya no soy un inocente. Y tal vez sea esa evidencia la que me hace sentirme más vivo que en mucho, mucho tiempo. Este presente –este faltar dos horas para que los acontecimientos sigan su curso, y yo con ellos– por un tris no es el futuro.
05 junio 2006
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