26 agosto 2006

Ludópatas Anónimos

Cada vez que me enojo perdiendo al Solitario, pienso:
"Se venden juegos electrónicos y, junto con ellos, se propaga un aumento exponencial de las posibilidades de perder. Porque los juegos entre personas suponen un conjunto de restricciones a las cuales todos se avienen, en principio, en igualdad de condiciones. En cambio, el juego electrónico es el desarrollo mismo de las restricciones, al cual cada uno debe avenirse, en principio, en la más completa de las desigualdades. De tal modo, en una tecnosociedad capitalista, los juegos electrónicos comportan una doble función: acercan a las personas a la tecnología y a la derrota. Nos familiarizan con esta sociedad: nos maquinizan y nos enseñan a perder."
Después cierro el juego. Después vuelvo a abrirlo. Y así hasta que el horror al vacío contamina incluso esa absurda repetición.
Después me olvido del vicio, y sonrío (o lloro sobre el tiempo derramado).

03 agosto 2006

Los Titanes

Buscaba algo sobre este lugar al que me estoy yendo a descansar. Alguna referencia al porqué de su nombre. Algún mito de origen. Un cuento.
Lejos de mis intenciones, sólo encontré esto, que si bien no es un mito de origen, al menos es un cuento.

En la Costa de Oro

En las playas que van de Araminda hasta Los Titanes suele verse, de acuerdo al testimonio de varios personajes, la figura de una dama de blanco a la orilla del mar, generalmente cuando despunta la madrugada. Entre varios relatos del avistamiento recogimos el siguiente.
Diez años atrás un grupo de jóvenes salía de bailar de un boliche en Araminda, emprendiendo el regreso por la playa. En un momento determinado, tres de los jóvenes quedaron relegados en el viaje, cuando uno de ellos notó algo extraño en el agua. A unos cuantos metros de la orilla, con el agua a la cintura, una mujer de blanco oteaba el horizonte. Mientras todos observaban, la mujer desapareció súbitamente, en forma que ninguno de ellos puede explicar hasta el día de hoy. Quisieron entrar al agua, creyendo quizá que la joven estaba ahogándose, pero el susto de la situación -potenciado por la noche cerrada y la visión extraña- hizo que decidieran echarse atrás. En la zona se cuenta que aquella figura fantasmal no es otra cosa que el espíritu de una mujer ahogada, cuyo cuerpo jamás pudo ser encontrado. Narran que los espectros de quienes perdieron la vida en el mar regresan cada tanto, como si pasearan indolentemente a orillas del mar que les quitó al vida.

Me gustan los cuentos de fantasmas, pero no creo que salga a buscar a esta mujer de blanco, más que nada por el asunto de la fresca.
Aunque por las referencias, la piba para cerca de casa.