28 octubre 2005

Caciques

Llego a la oficina y queda un poquito de café en la cafetera. Me lo sirvo. Doy una vueltita y me voy a conversar con mi jefe. Él mira mi vasito de telgopor y me pregunta si le llevo un café. Le digo que no hay más, que si quiere el mío. Mientras en un microsegundo pienso en que acaso el tipo sea un caballero, me doy cuenta de que no porque me dice "gracias" y se queda con el vasito.
Ningún caballero, un jefe.

21 octubre 2005

Pradonico

Les habla Lord Cheseline en sociedad con Mr. Tweety de Andorra, que tiene para decirles que estuvo enfermo y dolorido debido a una caída desde un noveno piso, la cual le provocó gripe, porque estaba desabrigado. Caer desde una altura semejante es como pasear al palo en la moto y, si no te pusiste la campera, te cagás de frío y después te enfermás. Bueno masomenos así... pero los dejo en sus manos.
Hola, hola, les habla Tweety ya repuesto de la gripe y, vitamina C mediante, más desquiciado que nunca.
Lo que ocurre hoy es simple, se ha puesto de moda un deporte muy divertido que se practica en Bali hace ya 12000 años, "El lanzamiento acrobático de personas a través de ventana alta en un edificio". ¿Por qué un nombre tan largo?, dirán. Es fácil, no hizo falta escribir las reglas...
Yo estaba jugando la versión de playstation que se llama "Trow a pipol tru de window of a tall bilding 2", cuando en un ataque de locura decidí hacerlo de verdad y me lancé desde la ventana hacia el piso tratando de lograr el lanzamiento perfecto, pero sólo conseguí una gripe y no morirme de una manera impresionista como es el fin del juego.
Hablando de juegos, Pradón era asidua jugadora, pero no es muy buena, porque logro sólo múltiples fracturas.
Y bue... esto es así ...
En otro orden de cosas, hoy se conmemora la decimocuanquejesimacuadrafonicafilarmonica del nacimiento de nuestro mentor y campeón del mundo de salto, Gus Van Stapentoff. Nacido en china en el año 37 DC, este niño hijo de Judy y Mike Van Stapentoff, también nacidos en China y miembros de la dinastía de JR, a la edad de siete años ya dominaba todas las artes de salto, entre las cuales estaba el temible salto de rana, ese que sólo la agilidad de un chico de siete años puede lograr. Sus padres le mostraban videos de grandes campeones que se lanzaban desde el empaier esteit y demás edificios altos, claro que en el año 37 DC, no sólo no existían los edificios altos, sino que tampoco existían los videos, así que probablemente esto sea un mito.
Pero bue... efemérides mediante, la cuestión real y el meollo del caso es el siguiente: a los 9 años Gus se había convertido en el campeón del mundo de salto impresionista, cuando hizo el salto más acrobático, el mejor calibrado, el que más vueltas en el aire dio... Logró un diez de todos los jueces...
Nunca disfrutó de la copa, fue una de las más grandes tragedias de la historia del deporte .
Esto seguirá en próximas ediciones de "quien te ha visto y quien te ve", una reseña de los deportes olvidados.
Próximo capítulo: "Tiro al blanco con la mira del Mercedes Benz"

16 octubre 2005

Campaña

Salimos a la calle con la premisa "Si las viejas te putean, mandalas a cagar". Lógicamente, las viejas nos putearon.
Mi indignación de turno es contra estos seres, mujeres a las cuales claramente se les ha pasado el 1/4 de hora y conviven en nuestra sociedad con el fin, el único fin, de hacer más tortuosos nuestros viajes en bondi, en subte y hasta la cola del supermercado.
Pero nos preguntamos el porqué de este irrespetuoso comportamiento, ¿cuál es la razón fundamental de esto? Esta es una pregunta que quedará pendiente... y, estimado, lo desafío a que responda.

El dato anecdótico:
Subí a un bondi, y me senté en el tercer asiento a la izquierda (este es el NO DATO, porque la percepción de los lados es a como el lector guste) cuando por la puerta sube una persona del sexo femenino, edad 60 a 65 años, tez blanca, señas particulares... ninguna. Habitualmente, quien les habla se levanta y cede su espacio a la persona en desventaja, pero esta vez tenía decidido sacar lo peor de mí e incluso estuve a punto de alzar la vista, orgulloso de estar cumpliendo el sueño del pibe. Así que, con la torpeza que me caracteriza, puse mi mejor cara de boludo y no moví un pelo para hacer más placentero el viaje de la señora. Obviamente el sujeto en cuestión caminó hacia el interior del coche, en el cual -por definición- sabemos que siempre tiene lugar.
Acto seguido, ascendió al vehículo el sujeto B -sexo femenino, edad 70 a 80, tez blanca-, una vieja hecha mierda. Lo pensé un segundo y decidí continuar con mi filosofía, nadie se iba a interponer entre mi asiento y yo, si me levantara de allí sólo sería por causas de fuerza mayor, muy mayor. Sujeto B corriose al interior del coche.
Ya habíamos perdido el interés del piloto de la aeronave, quien había dejado de insistir con tratar de conseguirle una plaza a la veterana después de recibir varios insultos, escupidas e inclusive golpes de cartera del sujeto B. Y yo seguía firme en mi postura.
El fin de la misión llegó cuando al colectivo subió el sujeto C, edad promediando los 100, tez blanca, femenino, una mezcla de pasa de uva, vidrio y mi bolsita cuadrillé del jardín de infantes. Y, como tengo sentimientos, mi deber civil sumado a mis buenas costumbres hicieron que me levantara y cediera mi espacio a este espécimen digno del museo de ciencias naturales.

La moraleja del hecho es que por más que intentemos cambiarlo, el complot de los seres de la tercera edad para aumentar el sufrimiento de la población menor de 40 años de la cuidad es un hecho.
Por eso hoy lanzamos la campaña "una abuela por un asiento" y descienda por atrás... si puede.

02 octubre 2005

Recomendación

Hay que hacer todo lo posible por conseguirse una familia uruguaya a la que ir a visitar cuando Buenos Aires nos tiene hasta el tope. Después hay que tomarse un Buquebus para apersonarse allí y, en cuanto sea posible, correr a aprovisionarse de la mayor cantidad y variedad de lácteos uruguayos (que son lo más). Más tarde hay que dejarse estar por las calles de Montevideo y por sus 17 kilómetros de rambla. Si es posible, emprender un paseo hacia el Este (mar y playas desiertas) asienta el espíritu.
Una semanita está bien (aunque no sé cuántas son las ganas de volver, a dos horas de emprender el retorno).
Para los que no puedan, les cuento que llevo conmigo algo de todas estas bonanzas (¡Poderes de los Gemelos Fantásticos, actívense!) en forma de un kilo de dulce de crema de leche y un kilo de yerba Canarias. ¿Ta?